Vertebré el desfile de estas visiones / con los sentidos abiertos, trazando una línea / que incluyó el pasado, el presente y el futuro de esta porción de cielo / en la que me correspondió inventar un himno. / Vencí la gravedad del vacío con palabras sin peso / que contienen en su fondo, en su exégesis, / el ciego dibujo de las inmediaciones, / contenido inefable del texto que flota en el espacio: / el mundo, único e irremplazable instrumento musical.
El mundo es un instrumento musical
© 2020, Luis Alfaro Vega
© 2020, Ediciones Oblicuas
EDITORES DEL DESASTRE, S.L.
c/ Lluís Companys nº 3, 3º 2ª
08870 Sitges (Barcelona)
info@edicionesoblicuas.com
ISBN edición ebook: 978-84-17709-82-2
ISBN edición papel: 978-84-17709-81-5
Primera edición: enero de 2020
Diseño y maquetación: Dondesea, servicios editoriales
Ilustración de portada: Pintura original de Miguel Hernández Bastos
Queda prohibida la reproducción total o parcial de cualquier parte de este libro, incluido el diseño de la cubierta, así como su almacenamiento, transmisión o tratamiento por ningún medio, sea electrónico, mecánico, químico, óptico, de grabación o de fotocopia, sin el permiso previo por escrito de EDITORES DEL DESASTRE, S.L.
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CANTATAS
I PARTE. CÁNTIGAS DEL CAÍDO
MI OTRO YO
DIALÉCTICA DEL DESADAPTADO
PARODIA DEL LOCO
ENEMIGO DE LA SOCIEDAD
PRODUCCIÓN DE CENIZAS
HUELLAS EN EL VIENTO
SIN VÁLVULA DE EVASIÓN
ESCÉPTICO DEL FUTURO
ESTIRPE DE SANGUIJUELAS
ANCESTRALES RAÍCES
UMBRAL DEL DÍA
APOSTÓLICA
DESCARGA DEL DESPRECIADO
II PARTE. CÁNTIGAS DEL FÉNIX
RECUPERACIÓN DE LA MEMORIA
POR LOS ABIERTOS CAMPOS
ELEGÍA A TU ESTAR
MÍNIMAS FORMAS DE VIDA
VUELTA AL PUEBLO DE LA INFANCIA
PULSACIÓN DEL AMIGO
PERSEVERANCIA DE TU SONRISA
FUNDAMENTO DEL ASTRO REY
PEREGRINOS DESÓRDENES DEL AMANTE
VIGILIAS Y AGITACIONES
SOMBRA PROYECTADA
REIVINDICADOS CUERPOS
ECOLÓGICA CON FEDERICO GARCÍA LORCA
ÓLEO DE BÉCQUER EN VALLEJO
AUTORRETRATO
CENIZAS DE DARWIN
SENSUALIDAD ÁRABE
BUCÓLICA
DELECTACIÓN DEL ENCUENTRO SEXUAL
FRAGOR DE LOS AMANTES
CELEBRACIÓN DE CERVANTES
CÁNTIGAS DEL FÉNIX
SELLO DEL ALMA
ANSIAS DE FUTURO
UNIDAD DE ORIGEN
EXHORTACIÓN AL GUÍA
EL MUNDO ES UN INSTRUMENTO MUSICAL
AMBIVALENCIA
CONFRATERNIDAD
ANIMAL DE MONTE
PROCLAMAS ESENCIALES
SENTENCIA DE JORGE MANRIQUE
AJEDREZ MODERNO
EL MINUTO DE ESTAR VIVOS
CIBER HUMANOS
PERSONALIDADES PREVIAS A NOSOTROS MISMOS
OPACAMIENTO Y CORTEDAD
MUSA DORMIDA
ÍNTIMAS LUCIÉRNAGAS
MASCARADA
VÉRTIGO FUGAZ
EL ESPÍRITU ES UN PROFUNDO OCÉANO
LABERINTO ANTROPOLÓGICO
BUFÓN EMBUSTERO
TENACES EXCEPCIONES
TENUE REFLEJO
VIGOROSO ASOMBRO
LA RAZA HUMANA ES UN GENUINO SUEÑO
LA MEMORIA DEL ABRAZO
NOMENCLATURA DE NUESTRAS RAÍCES
PUPILAS ABIERTAS AL PORVENIR
DESMEMORIADOS
GOTAS DE LUZ
LUZ DE FÉRTILES ABONOS Y SONIDOS
UNA MISMA SUSTANCIA Y MÉDULA
ACONTECES RIZOMA A FONDO
LLUVIA OMNIPRESENTE
HONDA PSIQUIS
RECÓNDITAS ESTROFAS
FLORA NÍVEA
VOCACIÓN DE UNIDAD
FRATERNOS ABRAZOS
ESA MUECA ES UN MÚSCULO QUE TE EXCEDE
GENEROSO ARQUITECTO DE RUTAS
DEVENIMOS EN UN LABERINNTO
BASURERO DE LA HISTORIA
ORDEN Y DESORDEN DE LO INFINITO
CÉDULA DE MI DESEO
LUZ DE ENIGMAS
INEXPUGNABLE
IMPRECISA HUELLA
LITURGIA AZABACHE
ÍNTIMO PALADEO
ENTES PRE NADIE
SOCIOLOGÍA
TIBIA Y SUTIL
EFICACIA DE TU COGNICIÓN
ESPESAS TINIEBLAS
ATRIBULANTE DESPLIEGUE
CONSTRUIR UNA MEMORIA
GOZO LA SALUD MENTAL PERDIDA
TRÁNSITO SUBTERRÁNEO
VIBRACIÓN CORPORAL
DESESPERACIÓN POR LA ESPERA
IMPOTENCIA FRENTE A TANTA BELLEZA
SITIAL DEL VERSO
¿IDENTIDAD HOMÓNIMA?
SEPELIO
AZAR DEL PAISAJE
FRENESÍ DE CUERPOS
VITALIDAD Y ESTATURA
OBSERVADOR CALLEJERO
AGUA CÓSMICA
ENTELEQUIAS AUTÓMATAS
HOSTILIDAD DEL SER
EL OLVIDO ES UN SILENCIO
LOCO
VORACIDAD ERÓTICA
JUEGO DE LOS CUERPOS
OFICIO DE YUNTA
BOTÓN DE ESENCIA
AGUA PARA EL MOLINO
ARREBATO POÉTICO
El autor
Mención honorífica en el certamen de poesía UNA-PALABRA.
Universidad Nacional de Costa Rica.
¿Por qué nos vamos a tierras calentadas por otro sol?
¿Quién, exiliado de su patria, huye también de sí mismo?
Horacio, Odas 2,16,18
¡Gozo no sentirme a mí mismo,
recurso enhiesto para no saber de mi próxima derrota!
¡Disfruto estar siempre detrás de mí,
en un sitio próximo pero velado!
Me solaza la consciencia extraviar dentro de mí
a mi otro yo que es imbécil y torpe
y ejecuta dócil mis gustos, aunque sean prohibidos.
Ejercito la acción humilde de abrir los ojos
para comprobar que estoy lejos de todos,
vaciado del territorio que piso,
inalcanzable a la envidia circundante.
Me convierto en una zona emancipada,
suma de incógnitas que los otros no logran asir,
fisonomía autónoma en libre vuelo
que no consiguen mancillar.
Me deleito en el incognoscible vigor
de no tener que justificarme con la acechante multitud,
estar en el fondo de mi propio, desarticulado pensamiento
sin rendir balances del pulverizado silencio que enarbolo.
Me complace estar de parte del otro yo
que se asoma burlesco, suspicaz,
que siempre llega tarde a la cita,
que nunca está en el presente.
Me regocijo de ser invisible,
estar y no estar, como el viento, como la luz, como el vacío,
sumado al regodeo de que el prójimo, aunque litigue
en mí algo que conceptualiza suyo,
encuentre únicamente una negativa, una sagaz evasiva,
una enérgica mueca en un escenario oscuro.
Pertenecer a este colectivo ególatra me coloniza
el ánimo de odios.
El beneplácito por los anticipos tecnológicos
me obnubila. La desolación me arrasa adentro
como úlcera venenosa tras la cabalgata triunfal
de las pomposas conmemoraciones de la falseada historia.
Blasfemo hasta que se me enturbia la visión, grito
irreverente, brujo del medioevo,
hasta el azoramiento de los sentidos, y caigo en trance.
Los porcentajes del día me entorpecen, me encogen
el horizonte de las pobladas distancias.
Obtengo con la salida del sol, a secas,
la consistencia laxa del entorno,
la reiterada pena, hinchada,
me empaña de inequívocas señales de fracaso.
Inicuo injurio para añadir derrota a lo que yace expuesto,
con furia asesto el golpe sobre la faz del penitente.
Y con la razón,
con esa insigne prostituta me justifico,
mientras reincido en el menoscabo.
Sobrevengo vertido de mí, mientras me fortalezco dañando,
abro con cada impulso, con cada golpe, una nueva herida
sobre la cual vierto sal
y soplo para que arda
solazándome del dolor del prójimo, el prójimo,
esa alimaña venenosa
que direcciona hacia los otros su maldad con disimulo.
¡Dañando me fortalezco!
Compacto y frenético, asesto porrazos furtivos
dentro del refugio oscuro de los semejantes
ganando espacio con mi ferocidad envilecida.
Con protervos malabares físicos
y encubiertas destrezas psíquicas,
maduro embravecidos golpes
con los que quebranto la resistencia ofrecida
y dejo a mi paso rumiantes cráneos
que no atinan a comprender
la obra de teatro en la que son estúpidas marionetas.
Cuando te pienso se robustece mi flaqueza.
(¿Contradictorio yo? Contradictorio
el pequeño burgués dando limosna para salvar su alma).
Cuando te pienso me acontece lo predecible:
excéntrico desasosiego,
y el más furibundo deseo de bajar al lóbrego averno.
Cuando te observo me acude un alivio amargo,
un mar turbado combatido de altos vientos
y ocultas profundidades tormentosas
que encubren los monstruos que somos.
Cuando te razono forcejeo conmigo mismo padeciendo
la salud que no poseo,
presumiendo la lumbrera que no irradia. Cuando te pienso
quedo firmemente convencido de que la locura,
más que hereditaria, es social.
Cuando te derivo callan los verbos apacibles
y aunque quiera darte morada de música y refugio,
tu presencia es un territorio sin rastro y sin historia,
una huella difusa en un suelo de polvo que barre el viento.
¿Cómo logras el cometido de obnubilarme,
al extremo de ser yo mismo mi adversario?
¿Por qué no consigo tener libre albedrío ni en el gemido?
¿Por qué cuando soy próspero, caído acontezco?
Dímelo tú, que estás en mí como el ardiente aliento
de lenguas de fuego que marchitan las ramas
y desprenden las hojas, sin otra opción, sin otro horizonte
que planear hacia la muerte.
Dímelo tú, que estás en el pedestal
del sociológico veredicto de que eres el prototipo deseable,
el espécimen altruista merecedor de magnánimos premios,
sujeto que modela la historia.
Dímelo tú, que no vertebras la locura,
como mi sombra a la intemperie.
Con furia quiebro la costilla del individuo
que sobre el escenario es vitoreado ganador,
inquisidor entrego su alma al perjurio que más teme.
Soy el apropiado sucesor de aquel que mató
a su hermano con una quijada de burro
y corrió al lado de los suyos a reclamar el premio.
Con desparpajo exhibo frente a las agobiadas memorias
de los mustios mortales,
las armas con las que voy lisiando sus cuerpos,
las pócimas con las que enveneno sus corazones.
Envanecido en hálito de irrestricto juez,
proclamo los renacimientos ajenos
como profundas caídas, humo esparcido
en marchito paisaje.
Sintiendo el filo de la maledicencia
avanzo con sudor frío ofrendando lo que no poseo,
robando con sutileza lo más caro y preciado de los otros.
Oculto y acechando, acontezco en lo bajo del piso,
en celada poniendo trampas
a las pasiones y júbilos de los contertulios,
haciendo zancadillas a los incautos transeúntes
que tras la desventura levantan la mano, con una lágrima
en mohín íntimo, suplicando auxilio.
Soy el apropiado sucesor de Judas,
traidor irredento
entre asustadas almas de contemporáneos,
bultos que deambulan