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Adiós y
buena suerte…



COLECCIÓN TEATRO EMERGENTE











Gibrán Portela






Adiós y
buena suerte…


ornamento


Escocia








EDICIONES EL MILAGRO












Adiós y buena
suerte…














… no somos el faro que se apaga en altamar
anunciando al barquero la penumbra.
Somos una voluntad más pequeña
que se cierra sobre sí misma,
una partícula que se apaga
entre los cientos de luces
que alumbran la noche en la ciudad.


JAVIER PEÑALOSA

“La oscuridad de la casa”












El día en que llegó Camila, Fede estaba muy pero muy asustado, probablemente jamás había visto algo como Camila, era como un monstruo para él; por su lado, Camila andaba de un lado a otro del patio y luego se quedaba quieta quieta, con sus ojos entrecerrados. Fede se acercó a olerla y Camila se enroscó en sí misma, Fede seguía ahí, Camila se sintió amenazada y quiso defenderse. Cada quien se quedó en una esquina. Como boxeadores.

El ring de un teléfono.
Oscuro.
Cortinilla musical.

En los años cuarenta, México era un país que soñaba con un futuro próspero donde hubiera edificios más grandes y menos árboles y alguna que otra nave espacial volando por ahí y por allá. Ahora, los que vivieron esa época, ven el presente con malos ojos y el pasado más brillante de lo que era. “N’hombre, todo lleno de árboles y vacas, aquí calles no había, tirabas la cáscara de un mango y dos días después había un árbol de mangos ahí… Ahora no hay ni árboles, ni mangos ni madres, puras calles.” En aquella época no solo la prosperidad sí era prosperidad, sino que estaba cimentada en la fuerte y clásica y unida familia mexicana, donde había un padre trabajador, una madre abnegada, unos hijos que querían salirse de sus casas, unas gallinas y un perro durmiendo afuera lloviera, tronara o relampagueara… Pero los tiempos han cambiado, ahora muchos perros duermen dentro de las casas y los hijos de los dueños de esas casas y los hijos de los hijos también, de tal suerte que ahora los padres tienen a sus hijos, nueras y nietos vi viendo bajo su techo y también a sus perros y a los perros de ellos y a los hijos de los perros. Los tipos de familia hoy día son vastos, por cuestiones varias. Pero en el programa de hoy, nos ocuparemos de una clase muy específica, una familia antes impensable, una que está formada por dos o más huevones de pasados inciertos, poco interesantes y desperdiciados, a los que les importan tres o cuatro kilos de verga los árboles de mango porque los mangos ya vienen en los yogures de mango, son familias que a su vez vienen de familias desintegradas, y no hay padres, no hay hijos, solo alguien que por alguna razón tiene una casa y un par de arrimados que se dicen responsables de ciertos actos y que después se desdicen, sujetos tristes, y en ocasiones despreciables, que suelen levantarse los fines de semana pidiéndole a Dios que entre un asesino a sus habitaciones y los haga cachitos, todo por no querer enfrentar la infernal cruda que cargan sus cuerpos, que pasan los domingos viendo por la ventana esperando a que se acabe el día.

Esto y no mucho más, en Familias de hoy.

Cortinilla musical.
El ring de un teléfono.
Oscuro.

Scarlet, Próculo y Natividad, sentados en un sillón viendo la tele.

Si su aliento huele a fiera / Si sus deudas lo ahorcan, tenemos la solución / Sí, Raúl, pero hay que tomar en cuenta que Messi es un jugador que ha / Un temblor de ocho grados volvió a azotar la ciudad de / ¡Gol! / La depresión no es un problema que se vaya solo, hay que trabajar en ello, muchas veces no nos damos cuenta de que estamos deprimidos y podemos vivir así toda la vida. Así es, el descubrir nuestra depresión es solo un primer paso y, hablando de soluciones, no hay una fácil ni inmediata / En 1986, la selección mexicana comandada por el yugoslavo / Para el chorrillo el remedio es pequeñito / Que se puede curar con pastillas o gastando mucho dinero de por vida asistiendo a un psicólogo, pero está comprobado que el maravilloso arte de la música ayuda a deshacerse de la depresión. ¿Verdad, maestro? Por su puesto, Mari Carmen, y con Tecla Fácil es tan fácil olvidarse de la depresión, pues con nuestro sistema comienzas a tocar tus canciones favoritas en tan solo unas horas y a un módico pre / Así fue como el costarricense Juan Escutia, de cuarenta y cinco años, el hombre poseedor del récord Guinness a la persona más solitaria del mundo, después de doña Carmelita, que fue encontrada en un armario luego de diez días de estar jugando escondidillas con sus nietas, conoció a Rodrigo el cocodrilo, un feroz anfibio de más de quince metros de largo, que al parecer había vagado solitario por los ríos durante todos los años de su larga vida. En esta pequeña casa de madera vivía Juan Escutia, y en este lago nadaba con Rodrigo el cocodrilo. Lo primero que hacía Juan Escutia al levantarse era irse a echar un chapuzón al río con su amigo Rodrigo, que lo esperaba siempre con sus fauces apestosas abiertas y llenas de dientes afilados. Comían juntos, dormían la siesta juntos, se drogaban juntos, tomaban el sol juntos, hasta que un día… (Música triste.) Juan Escutia corrió a echarse su chapuzón matutino, y al principio se le hizo gracioso que Rodrigo el cocodrilo nadara de muertito, pero dejó de ser gracioso cuando Juan descubrió horrorizado que el mejor amigo que había tenido en su vida había muerto. Es tan fácil pasar de la risa al llanto… (Música más triste.) Desgraciadamente, Juan Escutia murió a los pocos meses después de este incidente, los doctores dijeron que fue una trombosis, pero nosotros sabemos la verdad, nosotros sabemos lo que pasó realmente y es que Juan Escutia, el costarricense, murió de tristeza al perder a su mejor y único amigo.

Natividad, Scarlet y Próculo sentados en un sillón viendo la tele.
Oscuro.

Al pasar los días, Fede y Camila dejaron de tenerse miedo. Fede se acercó con un palo que había encontrado en el parque y se lo echó encima a Camila, quien como pudo movió el palo… Porque no tenía brazos. Así comenzó una bella amistad.

La familia de hoy está integrada por los sujetos A, B y C. A ellos se les preguntó qué nombre les gustaría utilizar para salvaguardar su identidad. El sujeto A dijo: “¿Salvaguardar qué? Me llamo Scarlet”. El sujeto C, Natividad, aseveró que los nombres no son importantes, porque al final todos quedaremos hundidos bajo tierra y cuando los gusanos devoren nuestros cadáveres podridos, no nos preguntarán nuestros nombres. ¿Y si nos creman? “El fuego tampoco preguntará nuestros nombres”, nos dijo Natividad en calzones un martes a mediodía. Por su parte, el sujeto B, Próculo, dijo que respeta el nombre que le pusieron sus padres, por más pinche feo que esté. “Honrarás a tu padre y a tu madre”, eso dice uno de los mandamientos de nuestro señor Jesucristo. Eso lo vio en un canal católico un día que no encontraba el control de la tele y desde ese momento ya no le da tanta pena llamarse así.

En este capítulo de Familias de hoy conoceremos un poco más de la vida de estos peculiares personajes.


SCARLET (A la cámara.) Sé que a ustedes los de la televisión les gusta así, mostrar la tristeza de la gente y así, y hace unas semanas estaba triste pero pues ahora ya no, estoy bien contenta, mucho, como hace años no estaba y se siente bien bonito, así que perdón si no puedo ofrecerles mucho material para su programa amarillista… No es que tenga novio, la vida no gira alrededor de los hombres… Pero esto es tan pero tan bonito, que no necesitamos ciertas palabras para decirnos ciertas cosas, ¿no? O sea, no me lo ha pedido pero si me lo pide pues le digo que sí… Pero no es necesario que me lo diga… Y es muy anticuado eso de decir que tienes novio, ¿no? Simplemente está y pues ya. Aunque a veces, nomás para asegurar… Pero… Sí…



I
PRÓCULO