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ÍNDICE

ARQUITECTURA DEL QUATTROCENTO

PINTURA DEL QUATTROCENTO

OTRAS PUBLICACIONES

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Hemos visto en temas anteriores los primeros pasos del Renacimiento italiano con artistas como Giotto, Simone Martini, Masso di Banco o Fra Angélico, poetas como Petrarca o Bocaccio, eruditos como Marsilio Ficino y filósofos como Pomponazzi. Si el siglo XIV tuvo en Italia un esplendor artístico desusado, el XV confirma y aun aumenta el prestigio del arte italiano.

En el siglo XIV había sido Siena la ciudad más representativa del Renacimiento. En la primera mitad del siglo XV, Florencia, en la cumbre de su poder económico, se erige en guía artística de Italia. La demanda de obras de arte es mayor en Florencia que en ninguna otra ciudad europea de su tiempo. Se puede apreciar igualmente la influencia de la poesía caballeresca del sur de Francia, traída a Toscana por los comerciantes que hacían la ruta de la Lotaringia. Esta novela caballeresca influye en la iconografía “quatroccentista”. Los nobles comienzan a interesarse por la pintura profana y aparecen decoraciones murales con temas profanos en Verona, Padua, Saluzzo, Milán y tantas otras ciudades del norte de Italia.

También el arte de las Comunas y ayuntamientos que en el siglo XIV había sido preferentemente de temas religiosos, se torna profano y los temas más pintados son los históricos y los retratos.

Cuando nos proponemos estudiar el arte del siglo XV en Italia, conocido con el nombre de «Quattrocento», debemos comenzar la relación por los escultores, ya que ellos son los más avanzados y progresistas del momento.

La escultura italiana tenia buenos precedentes en el siglo XIV con la familia de los Pisanos (Nicolás y Juan de Pisa), secundados por numerosos discípulos que difundieron por Italia un arte naturalista y moderno. Pero es en el siglo XV cuando la escultura recibe el definitivo espaldarazo que la hace encumbrarse a la cabeza de las expresiones plásticas.

En un siglo, los florentinos revolucionan totalmente la escultura dominando todas las técnicas y estilos. Los materiales más empleados son el mármol y el bronce, pero también se utiliza el barro vidriado con gran eficacia.

El primer capítulo de la escultura florentina comienza con el certamen que se celebra en Florencia para decorar las puertas del Baptisterio. Desde mediados del siglo XIV tenía dos puertas decoradas en bronce por Andrea Pisano, pero era necesario decorar otras dos puertas, para lo que se abre un concurso público en 1401. Los artistas más significados son Brunelleschi, al que vamos a ver luego con mayor éxito en la arquitectura, y Lorenzo Ghiberti, un joven de veinte años que había hecho su oficio en un taller de orfebres de la ciudad del Arno. El tema que fue impuesto a los concursantes era el Sacrificio de Isaac y las normas para su ejecución debían ser muy estrictas, porque las dos obras se parecen bastante. Por fortuna conservamos los proyectos de los dos concursantes y podemos contemplar en ellos la maestría de ambos artistas, e incluso el mayor dominio y gusto por las formas clásicas que muestra Brunelleschi. El tribunal juzga más hermoso el trabajo de Ghiberti y le concede la obra. Tarda más de veinte años -hasta 1424-en terminar una puerta y, una vez terminada, se le adjudica la realización de la otra, en la que emplea casi otros veinte años.

La primera puerta está consagrada a la vida de Jesús en compartimentos pequeños cuadrilobulados, que todavía se ciñen a los gustos pisanos, pero en la segunda adopta novedades fundamentales. Reduce el número de compartimentos, con lo que se amplía considerablemente la superficie de cada uno de éstos, que dedica a escenas del Antiguo Testamento. También prescinde del marco cuadrilobulado que empequeñecía las escenas de la primera puerta. El resultado es sensacional (FIG. 1), porque Ghiberti, con pleno dominio de su arte y del material empleado, realiza una obra revolucionaria desde muchos puntos de vista. Los escultores anteriores (góticos y pisanos del XIV) habían colocado las figuras en el primer plano del relieve realizando composiciones planas. Ghiberti concibe el bajorrelieve como un gran espacio en profundidad donde se debe situar a las figuras en conveniente perspectiva. El estudio exhaustivo de la perspectiva es una de las características del Quattrocento florentino, como vamos a ver, tanto en escultura como en pintura. Ghiberti introduce en cada uno de sus recuadros de bronce una enorme cantidad de personajes (en alguno, más de cien) que se sitúan en distintos planos de profundidad. Muchos de los paisajes que sirven de fondo al bajorrelieve son arquitecturas clásicas, tal como vamos a ver en la pintura, porque las columnas y los dinteles son los mejores instrumentos para conducir la vista del espectador hacia el ilusionismo de la profundidad. Ghiberti escribe algunas páginas sobre teoría artística y declara que «observando las leyes de la óptica ha llegado a darles una apariencia de realidad a las figuras que. a veces vistas de lejos, parecen de bulto redondo”. No es Ghiberti sólo un artesano práctico, sino que se interesa por el estudio teórico de la escultura y por la contemplación de las obras clásicas. Este descubrimiento del relieve en profundidad quizá esté inspirado en las obras romanas que lo poseían. De cualquier forma, Ghiberti compone cuidadosamente sus obras y por eso tarda un tiempo tan enorme en concluirlas. Pensemos que las dos obras del Baptisterio de Florencia consumen cuarenta años, es decir, toda la vida activa de Ghiberti. Estas puertas son el comienzo de la escultura ”quattrocentista” florentina.

Al mismo tiempo que Ghiberti, trabajaron en Florencia varios escultores cuyas obras se han mantenido en un segundo plano de expectación. En 1410-1414, un artista llamado Nanni di Banco talla las cuatro imágenes conocidas como los “Quattro Coronati” (FIG. 2