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Francis

Schaeffer

UNA VIDA AUTÉNTICA

Colin Duriez

Publicaciones Andamio

Alts Forns nº 68, Sót. 1º

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Publicaciones Andamio es la editorial de los Grupos Bíblicos Unidos en España, que a su vez es miembro del movimiento estudiantil evangélico a nivel internacional (IFES), cuya misión es hacer discípulos y promover el testimonio de Jesús en los institutos, facultades y centros de trabajo.

Francis Schaeffer: Una vida auténtica

© Publicaciones Andamio, 2017

1ª edición marzo 2017

Francis Schaeffer: An Authentic Life

© Colin Duriez, 2008

Publicado por Crossway, un ministerio editorial de Good News Publisher Wheaton, Illinois 60187, U.S.A. Esta edición se publica con el permiso de Crossway.

Todos los derechos reservados. Prohibida la reproducción total o parcial sin la autorización de los editores.

Traducción: Loida Viegas

Diseño cubierta e interior: theroomrooms’

Maquetación ebook: Sonia Martínez

Depósito legal: B. 5461-2017

ISBN: 978-84-947215-1-9

Impreso en Ulzama

Impreso en España

“Francis Schaeffer fue un hombre asombroso, un intelectual brillante y un amante de la verdad, emocionalmente intenso, dedicado a Dios y compasivo; perplejo ante el mundo como Jeremías, no porque no lo entendiera sino precisamente por entenderlo. Como fui uno de sus editores, llegué a conocerlo bien una vez que alcanzó la popularidad como escritor. Para mí, Colin Duriez completa los detalles fascinantes de los primeros años. Sí, este es el hombre que conocí, al que Dios sorprendió mientras crecía su influencia, al pasar de pastorear pequeñas congregaciones, a enseñar a millares en grandes auditorios por todo el mundo; de conversar en privado con un puñado de estudiantes, a luchar intelectualmente con la élite erudita secular y con los expertos. Duriez sabe bien lo que dice; Schaeffer, el Jeremías del siglo XX, se mueve y habla de nuevo en estas páginas”.

James W. Sire, autor de The Universe Next Door

y A Little Primer on Humble Apologetics

“Una excelente biografía de este influyente pensador que entremezcla los recuerdos personales y el análisis teológico. Imprescindible para los admiradores de Schaeffer y para cuantos deseen desarrollar hoy su herencia”.

Alister E. McGrath, catedrático de Teología Histórica,

Universidas de Oxford; Miembro Investigador Superior,

Facultad Harris Manchester, Oxford





Para Christopher y Paulette Catherwood

Contenidos

__________________________

Prefacio

1. Los comienzos (1912-1935)

2. Pastorado y denominación (1935-1945)

3. Nuevos horizontes (1945-1948)

4. Suiza (1948-1950)

5. Crisis y catalizador (1951-1954)

6. El refugio (1955-1960)

7. Peregrinaje a L’Abri (1960-1976)

8. Las últimas batallas (1977-1984)

Apéndice

Agradecimientos

Bibliografía

Prefacio

_________________________

Su medio preferido fue la palabra, la conversación de forma individual o con un gran grupo de personas. Tenía la sorprendente habilidad de dirigirse a un individuo en particular, aunque estuviera rodeado de centenares de personas. Sus cintas, sus libros y sus películas son más bien como la encarnación de sus conversaciones o charlas. La abrumadora impresión de cuantos lo conocieron, brevemente o durante más tiempo, sobre todo, en relación con su comunidad hogareña, pero en expansión de L’Abri, en Suiza, fue su amabilidad, una palabra que aparece constantemente cuando otros lo recuerdan, ya sean holandeses, ingleses, americanos, irlandeses o de cualquier otra nacionalidad.

Su atuendo era poco convencional y memorable, pulcro, con un pantalón bombacho hasta la rodilla y algo colorido; más tarde una perilla que le proporcionaba un aspecto más artístico y culto que lo alejaba del estereotipo del pastor evangélico. Era moderno, podía hablar de Bob Dylan, de Jackson Pollock o de Merce Cunningham, del viejo Wittgenstein o del joven Heidegger y de la neoortodoxia. Habló del posmodernismo en los sesenta, antes de que fuera claramente pos. Desafiaba abiertamente el pietismo evangélico fundamentalista y, posteriormente, la superespiritualidad a la que tildaba de “neoplatónica”. Estos desafíos provocaron que más de uno de sus estudiantes, entre los que me cuento, se preguntaran cómo podía ser a la vez “neo” y “platónica”, pero tuvieron el efecto deseado de conducir a una peregrinación espiritual que, muy a menudo, causaba dolor.

Francis Schaeffer era una hombre menudo cuya gigantesca pasión por la verdad, por lo real, por Dios y por las necesidades de las personas, lo convirtió en un creador de opinión clave para el cristianismo moderno, mayor que cualquier etiqueta que se le pudiera atribuir. Esta biografía presenta su formación y sus logros, iluminando su compleja personalidad y su brillante enseñanza.

Después de haber estudiado con él, en mi juventud, haberlo entrevistado casi al final de su vida y haber escuchado cómo muchas personas reconocían su deuda hacia él, esperé en vano la aparición de una biografía completa. Por tanto, he tratado de suplir esta necesidad. Hace casi un cuarto de siglo desde su muerte y creo que la esencia de su mensaje sigue siendo tan importante como lo era cuando vivía. Tiene algunos detractores pero, en mi opinión, siempre elude sus redes. He tratado de presentar un retrato cercano, preciso y con todos los defectos de un personaje fascinante y complejo que siempre será recordado.

Para asegurar que voy a presentar un retrato fidedigno suyo y lo más objetivo posible, me he dejado guiar por un historial oral de más de ciento ochenta mil palabras concernientes a Francis Schaeffer. Lo recopilamos el historiador Christopher Catherwood, su esposa, la musicóloga Paulette Catherwood, y yo mismo. Realizamos entrevistas en Suiza, Holanda, Inglaterra, Irlanda del Norte y Estados Unidos; hablamos con personas muy diversas y, entre ellas, antiguos miembros de L’Abri, trabajadores, ayudantes, estudiantes y también miembros de su familia más cercana.

He utilizado, asimismo, el archivo de la Iglesia Presbiteriana de Estados Unidos, antiguos escritos de Francis Schaeffer, cartas, la biografía y las memorias de Edith Schaeffer, los escritos del novelista Frank Schaeffer y las valoraciones de este pastor intelectual (incluidas las revistas Time y Der Spiegel). He volcado todo esto en un relato continuo para que el lector pueda llegar a conocer a Francis Schaeffer, su visión, sus preocupaciones y el sentido de su enseñanza (el propósito de mi libro es, por supuesto, biográfico y no pretendo analizar el pensamiento de Schaeffer).

Espero que mi libro pueda contribuir un poquito al acercamiento de una nueva generación de lectores a la obra crucial de Schaeffer y a su mensaje; lamentablemente, ya no podrán beneficiarse de conocer al profesor en persona. Hago un especial hincapié en profesor. Schaeffer era un profesor de la vieja escuela, un maestro carismático, sobresaliente y docto. Sin ser un erudito en el sentido literal de la palabra, impulsó a sus verdaderos oyentes a explorar y aprender más, a estar más preparados para vivir como cristianos y como seres humanos en este mundo poscristiano, bien comunicado, excitante y peligroso. Como John Milton, creo que la imagen de Dios puede captarse de una manera singular en los libros y, aun estando muerto Schaeffer, su mente y su espíritu viven en sus escritos, aunque carezcan de la elegancia y del estilo de un C. S. Lewis. Su mensaje puede aún transmitirse de una mente a otra, como lo hizo en el tiempo de mis recuerdos como estudiante. Nuestro mundo sigue pidiendo a gritos un refugio (L’Abri1), que pueda, y deba, adoptar numerosas formas distintas para atender a las necesidades no cubiertas.

Una biografía de Francis Schaeffer debe explicar su notable impacto en personas muy diversas: el intelectual, el trabajador sencillo, el científico, el artista, el cristiano dubitativo, el incrédulo con preguntas; hombre, mujer, joven o niño; blanco, negro, complicado o tranquilo. Tras su primera visita a Europa, todavía sufriendo los efectos de la guerra de 1947, un muro de provincianismo empezó a derrumbarse en la vida de Francis Schaeffer, proceso que se vio acelerado por su amistad con el holandés Hans Rookmaaker y por su propio y antiguo interés y amor por el arte. Su biografía (o una crítica, en este caso) no puede ser provinciana en ningún sentido, intelectual ni regional. Él era mayor que cualquier contexto denominacional o político.

En este libro escribo sobre las virtudes y los defectos de Francis Schaeffer, y lo sitúo en el contexto de su época; presentó la formación de sus ideas y la génesis de sus conferencias, escritos, seminarios y películas, así como su compleja personalidad y sus relaciones. Describo la fundación y el impacto de la comunidad de L’Abri y la idea, más profunda, de un “refugio”, como logro más representativo y duradero de Schaeffer, y expongo el desarrollo
de este fenómeno único, señalando su importancia en el contexto de la historia reciente de la iglesia y de la cultura. Se presenta al hombre mismo como esencia indivisa y no como un compuesto de dos o incluso tres Schaeffers, aunque, atravesara en ocasiones un cambio angustioso y un crecimiento. Aun su asociación enfática y tardía con la iglesia estadounidense, en los años de Reagan, fue para él un desarrollo del trabajo de L’Abri y no una capitulación ante lo que él denominó la “iglesia de la clase media”.

Aunque Francis Schaeffer es uno solo, presentamos aquí las distintas fases de su vida, de manera que cada una de ellas ilumine las demás: su niñez entre trabajadores en Germantown, Pensilvania; su despertar intelectual y cultural, así como sus años de estudiante en un seminario; los diez años como pastor “apartado” en el este y el medio oeste americano; sus primeros años en Europa, donde trabajó con su esposa Edith para Children for Christ [Niños para Cristo] y habló de los peligros de un nuevo y decepcionante liberalismo respecto a la Biblia; su crisis de fe que resultó en una experiencia profunda del Espíritu Santo; el nacimiento y las primeras luchas de L’Abri en Suiza; la apertura progresiva hacia un ministerio más amplio a través de conferencias grabadas, charlas a nivel internacional, libros, y la creación de nuevos centros L’Abri, primero en Inglaterra y después en otros países; cerca del final de su vida, la fase de celebridad, con películas y seminarios multitudinarios en los que Schaeffer amplió su análisis cultural a la esfera de la política, de las leyes y los gobiernos, y se puso en el candelero con todas las distorsiones que ello acarreaba.

Cuando estaba acabando este libro, se publicó Crazy for God [Loco por Dios] de Frank Schaeffer; memorias y confesiones de su vida. De forma brillante, y en ocasiones conmovedora, narra la vida y el viaje de Frank, aunque añade poco a lo que yo tenía ya documentado sobre su padre; como biógrafo, ya conocía sus puntos fuertes y también los débiles. Muchos de los entrevistados para este libro hablaban de ellos abiertamente. Lo que debo señalar es el retrato que Frank hace de su padre como si hubiera levantado un muro de convicción alrededor de su fe, en especial en sus últimos años. Esto no se corresponde con los hechos. Francis Schaeffer siempre mantuvo una actitud abierta sobre sus propias luchas y fracasos; este fue el secreto de su fuerza como pastor y consejero. Nunca divorció su vida interior de la pública. En una ocasión, siendo yo un joven estudiante, durante mi primera o segunda visita a su comunidad de L’Abri en Suiza lo acompañé en el descenso hasta la capilla, tipo chalet, donde mantenía su habitual debate de los sábados por la noche. De repente me confesó: “Colin, me siento como si estuviera a punto de saltar desde un avión sin paracaídas”.

En una carta no publicada a su querido amigo Hans Rookmaaker, quizá aquel mismo año, le confesó que se sentía deprimido después de haber trabajado mucho con un editor, en el manuscrito de The God Who Is There [El Dios que está allí]: “Voy tan retrasado en todos los aspectos de la obra que me siento bastante deprimido, y esto quiere decir que, por supuesto, es un tiempo difícil. Sin embargo, el Señor sigue abriendo puertas y estamos agradecidos... Me darías una alegría si continuaras orando por mí, porque... estoy en horas bajas. Sin embargo, supongo que saldré de ello en un par de semanas y entonces me sentiré mejor.2

Como revela mi libro, en el ocaso de su vida, Francis Schaeffer estaba tan convencido de la veracidad del cristianismo y de la eficacia de lo que denominó la obra consumada de Cristo, como lo estaba después de sus luchas a principios de la década de 1950, e incluso como lo estaba inmediatamente después de su conversión en 1930.

De hecho, su convicción se hizo más profunda en sus últimos años y no le concedía ni un respiro en su aflicción por la condición de los seres humanos perdidos, al tiempo que aumentaba su empatía por aquellos que encontraba. En su última serie de películas, Whatever Happened to the Human Race? [¿Qué es lo que le ha pasado a la raza humana?], incluyó un poderoso episodio sobre las bases históricas de la convicción cristiana.

¿Cuál es la esencia de Francis Schaeffer? ¿Acaso su sistema teológico? ¿Sus libros? ¿Su activismo político? ¿La existencia de L’Abri? Irónicamente, aunque combatió primero el “viejo” modernismo, después el “nuevo” modernismo del existencialismo, la neo-ortodoxia e incluso anticipadamente el posmodernismo, demostró lo que podríamos definir como un cristianismo existencial: vivir el momento, abrazar la realidad de la existencia, ver la base de la verdad de la fe cristiana en la historicidad de la muerte y la resurrección de Jesucristo y atribuir a la intervención específica del Espíritu Santo, la conversión de una persona, en un momento dado de su vida, después del cual esta pasa de muerte a vida. Quizá no se reconozca a Schaeffer como académico o pensador original (aunque, se puede argüir que era ambas cosas y particularmente lo último), pero su cristianismo existencial y realista es notable y quizá único para alguien de su ortodoxia bíblica en su generación y este es, quizás, el secreto de su impacto en muchas personas de diferentes trasfondos y nacionalidades.

Una lista completa de agradecimientos aparece al final de este libro, pero quiero expresar aquí mi gratitud especial a Christopher y Paulette Catherwood por su ayuda entusiasta y brillante con las entrevistas para este libro; a Ted Griffin, por su labor sabia y meticulosa de editor; a otras personas que han colaborado con este libro de una forma muy especial entre las que están Lane Dennis, John y Priscila Sandri, Ranald y Susan Macaulay, y Udo y Deborah Middelmann. Aunque su salud no le permitió más que una cálida sonrisa y un saludo, los registros de Edith Schaeffer publicados sobre la familia y la historia de L’Abri, así como las cartas familiares no publicadas deben recibir una mención especial. Durante nuestras entrevistas, Christopher, Paulette y yo disfrutamos de la hospitalidad y amabilidad de holandeses, suizos, ingleses, irlandeses y estadounidenses. Recuerdo en particular la amabilidad de Marleen y Albert Hengelaar y los recuerdos inspiradores de la ya anciana Anky Rookmaaker, cuando retrocedía en su mente a los años de la guerra; parecía que los hechos relatados hubieran ocurrido ayer. Es un privilegio compartir, aunque, sea un poquito de las vidas de otras personas.

Colin Duriez


1. Nota de la correctora: abri en francés significa refugio.

2. Carta no publicada a Hans Rookmaaker desde Huémoz el 1 de febrero de 1967.