Cubierta

Graciela Resala

Los errores más comunes al escribir una tesis

Guía práctica con explicaciones, ejemplos, ejercicios y soluciones

Homenaje

A Gabriela Iglesias:

un afectuoso recuerdo para quien fue una educadora incansable y una amiga entrañable.

 

 

Agradecimientos

A los y las tesistas.

A Héctor y Juani De Carlo.

A Noveduc.

No se permite la reproducción parcial o total, el almacenamiento, el alquiler, la transmisión o la transformación de este libro en cualquier forma o por cualquier medio, sea electrónico o mecánico, mediante fotocopias, digitalización u otros métodos, sin el permiso previo y escrito del editor. Su infracción está penada por las leyes 11.723 y 25.446.

 

 

 

 

GRACIELA RESALA. Licenciada y profesora en Psicología (UdelaR; UBA). Cursó estudios de posgrado en la Escuela de Psicoanálisis del Hospital “José T. Borda”.

Tuvo a su cargo diferentes cursos de capacitación docente sobre elaboración de textos académicos y tesis, en la Universidad de Buenos Aires y en la Universidad de Ciencias Sociales y Empresariales. Actualmente es docente en el Instituto de Formación Docente “Joaquín V. González” y en el Instituto de Formación Técnica, Instituto de Tiempo Libre y Recreación, donde además es tutora institucional. Es compiladora, junto con la Lic. Gabriela Iglesias, del libro Elaboración de tesis, tesinas y trabajos finales (Noveduc).

Se desempeña como tutora y evaluadora de Trabajos finales y tesis en las modalidades de Trabajo de investigación y Propuesta de intervención. Además del trabajo docente, desarrolla la actividad clínica en la atención de adolescentes y adultos.

Prólogo

El diseño de investigación es como una filosofía de vida, en el sentido de que nadie está sin una, pero algunas personas son más conscientes de la suya y, en consecuencia, son capaces de tomar decisiones más informadas y consistentes.

Maxwell, 1996.

 

La palabra tesis, derivado latino del antiguo vocablo griego θεσις, constituye una proposición que se sostiene en razonamientos. La realización de una tesis científica implica una toma de posición permanente que culmina con el producto final de una formación institucionalizada, objetivada en un documento escrito de acuerdo a reglas y estándares académicos claramente establecidos. Pero también se trata de un proceso que comienza cuando emergen las primeras ideas para el desarrollo de una investigación y se elabora un diseño que dará soporte a la misma.

Graciela Resala nos convoca a detenernos en este trayecto del proceso de toma de decisiones y nos invita a sumergirnos en el plano micro del fenómeno, tomando como corpus los registros que ella ha recabado durante la última década en su tarea como docente y tutora de este proceso de elaborar una tesis. Esta casuística, examinada minuciosamente, revisada y tipologizada como “casos de lo posible” hace su principal apuesta en una reflexividad que permite, antes que nada, identificar y exponer los “embrollos” enfrentados por estudiantes de cohortes previas durante el proceso de elaboración de un diseño, que les permite realizar posteriormente una tesis.

Este componente personalizado de las tutorías que Graciela Resala acompañó en su calidad de tutora/docente constituye la instancia de privilegio que le permitió acceder a los pormenores, desazones y a la trastienda del quehacer de una tesis, y que presenta en este libro de manera sistemática y analítica. Esta es la mayor riqueza y originalidad del texto: el volver la mirada hacia el hacer mismo, sobre las decisiones y sus fundamentos para cada uno de los pasos necesarios en este proceso. Porque si se ha llegado a esta instancia, seguramente el acervo de conocimientos sobre la metodología en abstracto habrá sido parte de la trayectoria académica del tesista.

Esta suerte de epistemología aplicada a procesos puntuales es enriquecida con ejemplos extraídos de los años de enseñanza sistematizados como corpus, que recorren los problemas particulares detectados durante más de una década de docencia en investigación entre los tesistas que acompañaron.

El peso simbólico que tiene en las trayectorias académicas la posibilidad de cerrar una etapa de formación concluyendo con la escritura de una tesis se enfrenta a realidades en las que hay que lidiar con la frustración ante la tarea cuando no se sabe qué rumbo tomar, dado el amplio abanico de opciones que se abren ad infinitum, las dilaciones y pedidos interminables de prórrogas que se vencen y dificultades de todo tipo. Por otro lado, está la exigencia y relevancia asignada desde las instituciones para que los estudiantes concluyan con la tesis, lo que puede convertirse en un factor de presión más. Como consecuencia, en el proceso de formación suele perderse la riqueza de esta instancia de aprendizaje –la culminación de una carrera académica–, que podría establecerse como un espacio decisivo para la escritura académica si no fuera por los condicionantes (tiempos, falta de experiencia en investigación, carencia de conocimiento en metodología, etc.) que operan como constricciones.

Es justamente uno de estos puntos limitantes los que el libro salda: la recuperación del proceso de elaboración de una tesis como instancia de enseñanza que enriquece los cánones del campo académico, con miradas de aquellos actores en quienes recae el proceso formativo: docentes/tutores y estudiantes. De este modo, se aporta a la escritura de la tesis, reconociendo el conjunto de normas legitimadas por la comunidad epistémica, pero poniendo la atención en el aspecto probablemente más descuidado, el “durante”, siendo este el aporte más valioso de la propuesta de Resala.

Como señala Howard Becker en su texto clásico sobre la escritura de una tesis, cuando alguien se sienta a escribir ya tomó una serie de decisiones que probablemente no identificó como tales y, por tanto, queda prisionero de esta oscuridad. El valor de “echar luz” sobre tales procesos que suelen quedar sin explicitación reside en la escritura académica, ya que se articulan procedimientos reflexivos que no se limitan a descripciones rígidas y uniformes del material empírico dispuesto en torno al objeto de estudio, sino que le restituyen su condición y movimiento dentro del contexto de origen al identificarlos, pensarlos, exponerlos. Si entendemos a la metodología como la lógica del método de investigación y su fundamentación, nos centraremos en un nivel intermedio entre la abstracción de la epistemología y la concreción de las técnicas. En la transparencia de estos procedimientos se asienta la base de la posibilidad de decidir y juzgar su valor de verdad.

Este libro llama a pensar en estas decisiones tomadas durante el proceso de elaboración de una tesis, en el que se produce la convergencia de intereses entre lo que el tesista propone y los docentes tutores consideran relevante e imprescindible acerca del tema estudiado. Así, esta obra se aleja del modelo de libros de metodología dedicados a brindar descripciones estándares de lo que es esperable en estos productos académicos finales (las tesis), que suelen estar expuestos como un catálogo de “preceptos técnicos” en abstracto, desconociendo las lógicas concretas de los contextos de aplicación de los mismos.

Esta sistematización de errores que la autora examina fueron decisiones metodológicas que no contaron con el soporte necesario y por eso no pudieron constituirse como fundamento en la elaboración de una tesis, pero volver sobre ellos permite detectar las contradicciones e inconsistencias de dichas elecciones, aspectos que con frecuencia son obviados en los textos de metodología y operan de manera implícita en las formulaciones. El acopio de estos “intentos fallidos”, revisados, sistematizados y analizados por Resala constituye una invitación a una escritura que permite quebrar –por lo menos figurativamente– con la soledad de la ardua tarea que consiste en realizar una tesis, al conversar con lo que otros atravesaron, creando un diálogo imaginario entre reflexiones pasadas y presentes, de procesos cerrados y procesos que se inician, que confronta al lector con sus propias condiciones.

El libro está organizado en tres partes. La primera (“Los errores más comunes en las distintas fases del proceso”) es probablemente la que condensa la estructura central de toda la obra y por eso distinguiremos algunos de los ejes que encontramos allí y que constituyen un minucioso rastrillaje de esta suerte de “pasos en falso”: formulaciones de problemas realizadas de manera vaga, descuido de los aspectos formales, títulos demasiado generales o que no representan lo que después efectivamente se realiza, selección de problemáticas que requieren de un acceso a determinadas fuentes de datos que no fue contemplado, problemas con interrogantes implícitos, objetivos propuestos que son inviables por su nivel de generalidad, incoherencia entre las distintas partes que constituyen la investigación, marcos teóricos con definiciones innecesarias o en los que se omiten las centrales, decisiones metodológicas que no cuentan con las técnicas pertinentes, desfases entre el encuadre epistemológico y metodológico, omisión de los criterios de inclusión y exclusión en la selección de una muestra, operacionalización de variables que confunden los indicadores con los valores o en los que la definición conceptual no es congruente con la selección de dimensiones de la variable, confusiones entre lo que se quiere medir y los indicadores, hipótesis que no contienen las variables incluidas en los objetivos, inconsistencia entre el problema y la hipótesis, instrumentos de recolección de datos que incluyen preguntas con respuestas inducidas y análisis de datos en los que se fuerzan las interpretaciones, entre muchos otros aspectos que surgen en este proceso.

En la segunda parte la autora consigna una serie de ejercicios de autoevaluación que revisa todos los puntos desarrollados anteriormente, pero esta vez para que sea el propio lector quien se adentre en este proceso, siendo interpelado directamente en cuanto a las decisiones que toma. Instancia que lo enfrenta con las propias limitaciones o necesidades de refuerzo metodológico y que es fácilmente detectable gracias a que la autora prevé la inclusión de las respuestas a la ejercitación propuesta.

La tercera parte es una invitación a sumergirnos en el universo pedagógico de acompañar la elaboración de una tesis por medio de originales y didácticas fichas, que condensan diálogos entre profesores-tutores de tesis y tesistas. La exposición llana y concisa hace que la lectura resulte ágil y entretenida –algo difícil, tratándose de temas tan áridos como los metodológicos–. A través de un intercambio dinámico –bajo el formato de un tema que oficia de encuadre, de disparador o emergente, compuesto por las preguntas específicas y bien delimitadas sobre los temas que el libro va abordando y los argumentos fundados que de forma concisa pero clara son expuestas a manera de respuesta–, el lector obtiene una serie de tips sustanciales en el hacer de su propia tesis.

Así llegamos al final de este recorrido propuesto por Graciela Resala. Se trata de un libro que es un insumo valioso para aquellos que se enfrentan a solas a esta tarea, pues llegan a nutrirse de la experiencia de otros que previamente se adentraron en este proceso. Pero, además, constituye un aporte para los que acompañamos en distintas unidades académicas estos procesos de elaborar una tesis.

Bourdieu y Wacquant (2008), enfatizan que no hay manera de dominar los principios fundamentales de una práctica (como es la investigación científica) si no es practicándola junto a un guía. En este caso, una guía, Graciela Resala, retoma como insumo para este libro los resultados de años de trabajo docente en los que actuó revisando las propuestas concretas de los proyectos de investigación de cohortes de estudiantes, que enfrentaban en estas situaciones específicas los inevitables dilemas y vaivenes propios del modus operandi de la tarea del científico. Este recorrido profesional de la autora fue realizado junto a otra docente, Gabriela Iglesias, a quien este libro rinde homenaje. Porque la subjetividad de los que investigamos está presente y la reflexividad nos invita a exponerla o, por lo menos, a revisarla. Como cierre del prólogo quisiera sumar a dicho homenaje algunas reflexiones sobre Gabriela, quien fuera también mi compañera docente de metodología durante casi dos décadas en la Universidad de Buenos Aires.

Profesora centrada, clara, directa, pragmática, Gabriela cultivaba el perfil bajo de una docente de excelencia. A veces utilizaba sutiles ironías para lidiar con los “enredos” que estudiantes transmitían, especialmente en las primeras clases. Por ejemplo, al empezar la cursada indagaba si consideraban que desde las ciencias sociales se podía contribuir al campo científico; la respuesta era negativa: solo el método experimental de las ciencias naturales permitía hacerlo. Con una infinita paciencia, Gabriela señalaba entonces la hegemonía prevaleciente de determinado modelo de ciencia y la necesidad de defender desde las ciencias sociales otros modelos posibles: “¿No se puede? ¿Pero entonces en dónde estamos? ¿Cómo se llama nuestra facultad? ¿Facultad de artes sociales, prácticas sociales? Porque pensé que se llamaba de Ciencias Sociales”.

Sin ser obsesiva del orden, poseía una estructura prolija para afrontar cada clase que la paraba sólidamente en las cuestiones formales, tan necesarias como las del contenido. Nunca se olvidaba de llevar en su carpeta las listas de estudiantes ni el programa y jamás dejaba de tomar lista en clase. Manejaba toda la logística administrativa necesaria para cada encuentro, sin pensar en lo tedioso de ese aspecto burocrático de la docencia –que también es parte de la práctica de la investigación–, ya que tener resuelto lo formal permite hacer operativa la clase (o la investigación).

Su método era tranquilo, pero contundente; con ella ninguna parte del programa quedaba sin verse. ¿Se aburrían los estudiantes? A veces sí. “Es metodología de la investigación”, repetía, “es árido adentrarse en ella en abstracto, pero no hay alternativa en los primeros acercamientos a la ciencia. Cuando empiecen sus proyectos encontrarán el gusto y podrán contar con más respaldo para poder adoptar las decisiones que necesiten sus investigaciones”. Porque la investigación es eso. Volar y crear pero, como un barrilete, tener la mano de un tutor o tutora para volver a tierra firme –lo posible en el campo– y poder concluir los procesos sin perderse en el camino.

Y de eso trata este libro.

 

Natalia Luxardo

 

 

 

Doctora en Ciencias Sociales. Investigadora Independiente del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Tecnológicas (CONICET). Profesora Adjunta del Seminario de Investigación de la Carrera de Trabajo Social de la Facultad de Ciencias Sociales (UBA).

 

BIBLIOGRAFÍA

Bourdieu, P.; Wacquant, L. (2008). Una invitación a la sociología reflexiva. Buenos Aires: Siglo XXI.

Maxwell, J. (1996). Qualitative research design. An Interactive Approach. Thousand Oaks, California: Sage Publications.

PRIMERA PARTE

 

Caracterización de los errores más comunes en las distintas fases del proceso de investigación

Antes de comenzar a desarrollar cuestiones vinculadas con los errores típicos que se presentan en cada uno de los pasos de elaboración de la investigación que desembocará en una tesis, aclaramos que separamos cada fase del proceso a los efectos de mostrar en qué momento puede aparecer un error, aunque sabemos que estos siempre se relacionan entre sí. En otras palabras: es habitual hallar que, cuando hay error es en el título, se desprenden de una construcción imprecisa o errónea del problema que, si no se corrige, lleva a inconsistencias en la formulación de los objetivos y las definiciones conceptuales y, como consecuencia de un procedimiento interrelacionado, luego se transmitirán al resto de las instancias, lo que determinará la incoherencia interna de la tesis. En este sentido, cada uno de los errores ejemplificados remite a la fase que se analiza sin hacer referencia al resto de las etapas, lo que facilita la comprensión al lector pero, a la vez, demanda su esfuerzo para pensarlo como parte de un todo que trasciende el ejemplo puntual.

Introducción

 

La elaboración de un trabajo final o tesis puede resultar una de las tareas más complejas y desafiantes para un estudiante de grado o posgrado. La magnitud del proyecto que el tesista quiere presentar o el miedo de no ser capaz de concretarlo adecuadamente pueden ser tan desmedidos que muchos estudiantes optan por no realizarlo, retrasando o incluso perdiendo la oportunidad de obtener su título.

Probablemente existe un mito en torno a lo que puede significar llevar a cabo una tarea de investigación para redactar una tesis y el temor y la incertidumbre al respecto se han generalizado.

El proceso de escribir (sea a partir de datos construidos por el interesado o surgidos del análisis de información secundaria) parece ser algo oscuro e inabordable. Sin embargo, si el tesista tiene claros los contenidos que desarrollará, solo se trata de procedimientos para realizar procesos lógicos.

En muchos casos, las sensaciones contradictorias del tesista surgen porque debe efectuar una tarea sin contar con el debido entrenamiento previo: es necesario producir contenido en lugar de solo aprehenderlo y replicarlo.

Generalmente, al tesista se le pide que haga algo distinto de lo realizado a lo largo de toda su formación. Sus clases y talleres son, en general, de reproducción de conocimientos, pero una tesis implica pensar en algo novedoso y hacerse cargo de todo, desde el recorte, la contextualización, la bibliografía, la salida al campo y el análisis, hasta la redacción del informe final. No parece una tarea sencilla. Tampoco es imposible, y no hay datos que revelen que haya habido tesistas que perecieron en el intento. Pero es verdad que hay muchos que comparten dudas similares y cometen errores parecidos, básicamente, equivocaciones que muestran falta de coherencia en el procedimiento.

En efecto, por lo general, las dificultades reiteradas se relacionan con la consistencia entre conceptos y datos empíricos, el modo de justificar la elección de los instrumentos de recolección de datos según el abordaje de la investigación, la elaboración de conclusiones como derivación de todo un proceso complejo, la correspondencia entre las distintas etapas del trabajo, la formulación de “declaraciones de principios” en lugar de supuestos que puedan contrastarse, la falta de definición de conceptos centrales a la investigación, la omisión de las citas de fuentes y bibliografía, y el descuido de las convenciones académicas.

Entonces, ¿qué hacer?

Elaboración de tesis, tesinas y trabajos finales

Adelante, entonces. Bienvenidos a este taller de tesis; están todos invitados a compartir esta experiencia.

 

Graciela Resala