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EL MULTINIVEL DEL
PLACER EROTICO

 

Joe Nusi

 

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© Joe Nusi

© El multinivel del placer erotico

 

 

ISBN papel: 978-84-685-1854-1

ISBN digital: 978-84-685-1855-8

 

Impreso en España

Editado por Bubok Publishing S.L.

 

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PROLOGO

 

 

 

La humanidad en estos tiempos ha tenido que enfrentarse a muchos problemas que, en décadas pasadas no lo eran ya que existía un código de conducta instaurado hace cientos de años que cada generación obedecía al pie de la letra su cumplimiento; entre uno de estos está el que se refiere a la orientación sexual de adolescentes, jóvenes y adultos. Por mucho tiempo se ha mantenido en la oscuridad las preferencias sexuales de hombres y mujeres, quienes por falta de ayuda y comprensión han tomado caminos equivocados que muchas veces terminan en situaciones trágicas para las partes involucradas en este tema tan complejo.

Por fortuna hay personas alrededor del mundo, que están interesadas en buscar solución a este tabú que ha venido socavando las estructuras sociales en todos los continentes del mundo; y gracias a los cambios en leyes estatales relacionado al término de la heterosexualidad, bisexualidad y homosexualidad de hombres y mujeres se están viendo los cambios en el paradigma actual. En varios países del mundo, se está gestionando una modalidad que es novedad mundial basada en el aspecto socio-económico del multinivel que ha convertido a hombres y mujeres en los nuevos ricos del siglo XXI.

Ya no sorprende el hecho que padres de familia acudan a un especialista en tema de orientación sexual, especialmente cuando estos por razones múltiples se han separado y ven que sus descendientes a lo largo del camino de la vida no definen su verdadera inclinación sexual; que los convierte en juguetes de burla y engaño de una sociedad que aparenta aceptarlos pero en el fondo los desprecia y humilla. Este es el tema central de la novela que a continuación van a leer pero, con unos ingredientes añadidos que harán interesante su lectura porque incluye hechos del diario vivir en una comunidad que valora los principios de la sexualidad como un legado sin atenuantes y por otra parte, no le da importancia a estos patrones que para ellos son mezquinos y falsos en el comportamiento humano.

Para terminar, tengo la esperanza que tomen en cuenta las situaciones que cada uno de los personajes incluidos en esta novela han tenido que afrontar para llegar a tomar decisiones absurdas y fuera de contexto inspirado en el amor que una mujer pueda ofrecer a un hombre y a sus hijos.

 

El autor

 

 

 

 

 

CAPITULO 1

 

 

 

Vivian una adolescente hermosa, esbelta, de cuerpo bien proporcionado de unos 16 años, salió al patio de su casa para disfrutar su primer día de vacaciones de Primavera (spring brake). Siempre hacía esto por las tardes cuando regresaba de la escuela secundaria para regar y apreciar el jardín que su madre de nombre Eva, había diseñado y sembrado plantas preciosas para cambiar el aspecto desolado que tenía el patio cuando sus padres compraron esta propiedad. Al final del patio se erigía una pared de bloques que alcanzaba una altura de aproximadamente 3 metros que limitaba las medidas de los lotes y también no permitía ver lo que había o sucedía en la casa contigua pero, por las tardes ella siempre escuchaba voces de personas conversando, sonido del agua cuando penetran en su volumen tranquilo a lo que su consciente dibujaba: una piscina.

Sin embargo, en esta oportunidad como aún era temprano y su madre se había marchado para el trabajo, se animó para averiguar la procedencia de unos gemidos que venían del otro lado de la pared; al no tener escalera para subir y mirar, se puso a revisar toda la pared y atisbó unos pedazos de bloque desprendidos por el tiempo, con la ayuda de una tijera del jardín empezó a escarbar sobre los bloques sin hacer mucho ruido. Los pedazos caían unos sobre otros logrando ver una luz pequeña en la pared del otro lado, esto le dio más ansiedad por ver que eran esos gemidos que cada vez eran más intensos y continuos; al fin pudo observar la piscina en toda su dimensión. A un lado de ella, estaba un hombre recostado en una silla de mimbre con una mujer de pelo negro largo que le llegaba a la cintura sentada sobre los muslos de él con movimientos oscilatorios, hacia adelante y atrás que eran la causa de los sonidos guturales; al instante su cerebro tradujo la escena, están haciendo sexo.

Vivian, ya tenía conocimiento de ello porque es tema obligado en los dos últimos años de la escuela secundaria; por otra parte, su madre antes de los 12 años cuando tuvo su primera menstruación le empezó hablar sobre los cambios hormonales en la mujer y lo que esto traía en años posteriores.

Vivian en segundos pensó, lo que sé es teoría y lo que veo es en vivo; su ansiedad aumentó cuando vio de pie a la mujer de pelo negro totalmente desnuda cambiar de posición, o sea, al levantarse acercó su boca al miembro erecto, limpiándolo antes con una toalla que agarró y luego tiró para hacerle sexo oral. Sus ojos se le querían salir de sus orbitas cuando vio el tamaño de la verga del hombre, por un instante la comparó con las de unos compañeros de clase que hacían alarde de su tamaño, se la sacaban y acariciaban hasta ponerla erecta para mostrársela a todas las chicas del aula escolar. Se rio de sí misma de la actitud presumida de sus condiscípulos varones, cuando observó esa tranca o rabo como ellos la llaman. Sintió un estremecimiento en todo su cuerpo y un calor que brotaba de sus poros ya dilatados de la piel, más aún cuando esa mujer se introducía el miembro de ese hombre en la boca en su totalidad, no podía creer lo que sus ojos estaban viendo; esto le hizo recordar una apuesta que hizo con su mejor amiga Astrid, compañera de la escuela que consistió en quien resistiría más penetrando un banano desmondado en la boca y ella solo pudo aguantar hasta la mitad porque se estaba ahogando, mientras que su amiga logró introducirse las tres cuartas partes del fruto. Ahora no podía creer lo que estaba viendo, si alguien se lo hubiera contado nunca lo hubiera creído; sin embargo, ahí estaba la imagen en vivo y fijada en su subconsciente. Mientras la mujer de cabellos largos y negro chupaba con avidez la tranca grande y gorda del hombre, este besaba, acariciaba las nalgas y sus alrededores de la mujer; después de varios minutos en esta posición, la mujer se incorporó agarró un frasco que estaba a su lado derramó un líquido cristalino sobre sus manos que aplicó sobre el rabo del hombre. El a su vez vertió sobre sus dedos el mismo producto que colocó en el ano de la mujer, para Vivian lo que estaba observando le parecía inverosímil porque nadie le había hablado sobre esta práctica sexual; a la distancia logró escuchar la voz sensual del hombre diciéndole a la mujer: coloca la cabeza de mi verga en el orificio de tu ano y baja lentamente para no lastimarte internamente. Efectivamente, así lo hizo la mujer hasta meterse todo el rabo, por unos minutos quedaron quietos hasta que la mujer de cabellos negros empezó a oscilar sobre el eje introducido en su ano, En forma simultánea, el hombre metía sus dedos de la mano derecha en la vagina de ella y con la otra acariciaba sus senos.

Vivian veía los movimientos y escuchaba las palabras obscenas de boca de la mujer a causa del placer que experimentaba en esos momentos: “Ay Dios mío que placer me produce tu verga en mi culo y tus dedos en mi concha”. “Métemela toda que mi culo arde de pasión Ahhhhhhh que rico”.

Vivian con ojos extasiados por el cuadro erótico, vio que el hombre apartó suavemente a la mujer, se levantó y fue caminando hacia el lugar donde ella estaba; se puso nerviosa y temblorosa miró hacia al suelo de donde recogió algunos pedazos de material del bloque derruido y como pudo los recolocó en el área que los sacó. Cuando observó que el hombre venía hacia ella, pudo verle la cara y su rostro le pareció familiar. Cuando él se acercó al pequeño agujero del lado de su pared, miró sobre el mismo varias veces sin ver nada diferente a los bloques.

La mujer de cabellos largos, intrigada le pregunto: ¿Qué pasa querido, que sucede?

El hombre contestó: “Tuve la sensación que alguien nos estaba espiando pero, no vi nada al otro lado de la pared parece que el deterioro de la misma es de este lado, pronto lo haré reparar de todas maneras vamos al interior de la casa para terminar la faena y borrar este presentimiento”.

Vivian, agachada y temblorosa al pie de la pared, rogando que este hombre no se montara en una escalera para mirar al patio donde ella se encontraba, fue cuando se dio cuenta que estaba en piyamas confeccionada con piezas transparentes. En loca carrera se dirigió al interior de su casa, cerrando la puerta que conduce al patio con suavidad para no hacer ruido que la delatara; en esos momentos escuchó el timbre de su teléfono que la hizo brincar de susto, era su madre para preguntarle cómo había pasado la mañana y si se había comido lo que le preparó de desayuno. Mintió diciéndole que sí y que estaba preparándose para tomar un baño y luego leer un libro interesante de literatura que ayer había empezado a hojear. A su vez, la madre le comentó que en la mañana tuvo aprieto con el auto debido a una goma ponchada, la misma que el vecino la había ayudado y recomendado cambiar la semana pasada pero, se le olvido hacerlo y ahora estaba pagando las consecuencias; de todas maneras la alivió cuando le dijo que uno de los empleados había prometido ayudarla antes de marchar a casa. Luego le envió un beso con cariño, se despidió y le pidió que tuviera mucho cuidado mientras estaba sola en casa.

Terminada la conversación, Vivian se sentó en el amplio sofá de la sala, estiro sus largas y moldeadas piernas pensando en todo lo vivido en esta mañana; ahora recordaba quien era el hombre del otro lado de la pared, si él era el hombre que había ayudado a su madre con la goma del auto y por esta razón su madre lo saludaba casi a diario cuando salían para la escuela porque él venía de regreso trotando después de hacer ejercicios en un parque ubicado cerca del complejo de casas donde vivían. En más de una ocasión, observaba que este hombre desnudaba a su madre con la mirada cuando se saludaban, mientras que a ella ni la miraba de reojo investida con su uniforme escolar. Al rato se fue al baño para tomar una ducha y luego tomar los alimentos del desayuno; en el recorrido rumbo al baño pensó en llamar a su amiga Astrid para contarle lo sucedido en la piscina del vecino.

Mientras el agua de la regadera salpicaba sobre su cuerpo hermoso, sus manos sostenían una esponja suave con jabón líquido que frotaba sobre su piel en todos los puntos a su alcance. De súbito, la película grabada en el subconsciente de los hechos ocurridos en la mañana, regresaron a su mente sintiendo un deseo carnal mientras la esponja surcaba sus labios vaginales para asearlos e igualmente cuando la pasaba por sus pechos, dándole una sensación agradable nunca antes experimentada.

Cuando salió de la ducha después de experimentar por largos minutos su sexualidad, secó su cuerpo, anudó la toalla a la altura de sus senos dirigiéndose a la cocina para consumir los alimentos preparados por su madre, sació el apetito, lavó los utensilios y luego volvió a sentarse en el ancho y cómodo sofá. Tomó el celular, llamó a su amiga Astrid para narrarle los acontecimientos vistos por ella en la casa del vecino; al otro lado del teléfono una voz femenina suave y sensual le contestó, la saludó por su nombre preguntándole: ¿En qué te puedo ayudar amiga mía?

Astrid, una adolescente también de unos 16 años y medio, alta de estatura, rubia de ojos azules, cuerpo de diosa griega, disciplinada con el físico-culturismo, nadadora excelente, deporte que practica desde niña y que contribuyó para obtener un cuerpo bello y armonioso en la actualidad; de carácter afable y muy popular entre sus compañeros de escuela por su inteligencia para resolver los temas relacionados con sus estudios y conocimientos adquiridos en el campo del sexo, motivo por el cuál sus amigas con frecuencia le preguntaban cuando tenían dudas sobre este tópico.

Vivian le agradeció la disponibilidad para atenderla, empezó a narrarle con lujo de detalles la situación vivida en horas de la mañana. En la medida que Vivian avanzaba en su explicación erótica, los ojos de Astrid se le iban abriendo más y más hasta el punto que sin poderse contener le dijo:” Detente amiga mía en tu narración que me puedo correr, esta misma noche le digo a mi madre que me lleve a tu casa ya que ella tiene que salir pasado mañana de la ciudad por asuntos laborales de su oficina”.

Durante todo el día las dos amigas estuvieron hablando telefónicamente sobre el suceso, planeando entre ellas la estrategia a seguir y conseguir el objetivo que Astrid quería, o sea, ver el hombre que su amiga considera un tipo especial y fuera de serie para darle su aprobación o no desde su punto de vista.

Al filo del atardecer, Astrid y su madre de nombre Ivonne, mujer viuda y elegante con cuerpo de guitarra, con pantalones ajustados y atrevidos que al caminar produce suspiros en el género masculino, con amplio escote de su blusa que muestra generosamente gran parte de sus senos junto al movimiento sensual y natural de su trasero que han sido causantes de muchos accidentes en el área que camina; al llegar a casa de Vivian, en compañía de su madre de nombre Eva recibieron a las recién llegadas con el saludo protocolario. Las cuatro mujeres abrazadas por la cintura, entraron a la casa de una planta de exquisito estilo y diseño que agrada a la vista; se sentaron sobre muebles acomodados en la sala amplia y cómoda, decorada con jarrones y tapetes hermosos por sus coloridos.

Eva e Ivonne habían estudiado en la misma escuela donde asistían sus hijas pero, no estaban juntas en el aula como ellas, razón por la cual no tuvieron esa amistad íntima de que gozan sus hijas y gracias a ellas las dos madres se re-encontraron; sin embargo, Eva tenía cierto recelo en la conducta de Ivonne por ser muy liberal en su accionar y el tipo de disciplina aplicada a su hija Astrid que chocaba con los principios morales que estaba sembrando en su hija Vivian. A oídos de Eva llegó un rumor respecto a la muerte del esposo de Ivonne, hecho ocurrido 3 años atrás de que él estaba padeciendo de presión alta y en un arranque de celos por la actitud, vestimenta y trato a clientes potenciales mientras comía, le produjo un paro cardíaco que le ocasionó la muerte a los 45 años de edad.

El duelo por este acontecimiento permitió que la amistad entre sus hijas Eva le diera mucho apoyo sicológico a Ivonne para superar esta etapa de dolor, afecto que siempre le agradeció y no se cansaba de repetírselo cada vez que trataban el tema cuando conversaban.

La estadía de Astrid en casa de Eva fue una decisión unánime de las cuatro mujeres involucradas y acertada en virtud de un viaje de trabajo por 4 días fuera de la oficina de Bienes y Raíces de Ivonne; a Eva desde su punto de vista le pareció bien porque de esta manera su hija no se quedaría sola por el resto de la semana, sin imaginarse ella lo que las chicas estaban planeando mientras estuvieran solas en casa. Horas después de charlar animadamente las dos madres de hechos pasados y presentes, se despidieron no sin antes recomendarle Ivonne a Eva de tener paciencia con su hija Astrid ya que ella en ocasiones profiere palabras obscenas cuando algo le produce enojo; no te preocupes amiga replicó Eva, las muchachas son así cuando tienen ira y después se arrepienten de lo que dicen; así mismo es asintió Ivonne al momento de abrir la puerta de su auto con rumbo a su casa para empacar documentos y todo lo necesario para el viaje del próximo jueves.

Cuando Ivonne se marchó, Eva se acercó a las chicas que estaban sentadas sobre muebles en la cocina conversando de cosas pueriles y tomando jugo natural que Vivian había preparado. Les preguntó si querían dormir en cuartos separados o juntas en la cama de Vivian que es ancha y amplia para dos personas, ellas respondieron por la segunda opción; respuesta que Eva aceptó y así se evitó de preparar otra cama en el cuarto de huéspedes. Minutos después Eva se despidió de las adolescentes para dormir ya que tendría que trabajar el día siguiente, todas se dieron las buenas noches y se marcharon a sus respectivas recámaras. Vivian y Astrid dentro de la habitación, lentamente empezaron a quitarse sus ropas hasta quedar con la ropa interior que cubrían sus senos preciosos y la pelvis de cada una; ambas entraron al baño amplio con decorados preciosos de colores tenues y pálidos que hacían contraste con los muebles y accesorios oscuros del baño. Cuando Vivian terminó de cepillarse sus dientes, se despojó de las prendas que tapaban sus senos y vagina para asearse sus partes íntimas. Astrid la miró de reojo y con ojos de lujuria miraba a su amiga cuando el agua caía sobre sus senos y con una esponja suave y enjabonada la esparcía hacia su pubis cubierto de vellos largos y castaños como su pelo recogido sobre la nuca. Cuando Vivian terminó de asearse, Astrid se acercó a ella totalmente desnuda para ocupar su lugar pero, disimuladamente rozó con una de sus manos el trasero voluptuoso de Vivian quien no le dio importancia al hecho. Finalizada la ceremonia del aseo se colocaron sus piyamas cortas y transparentes, ambas dormían sin prendas íntimas excepto cuando estaban con el período menstrual.

Astrid sacó de su maleta de equipaje un laptop mediano y un estuche de DVD, mostró a su amiga varias películas porno para verlas en la computadora portátil pero Vivian por su parte no estaba de acuerdo ya que su madre le pedía que no mirara esas filmaciones porque no eran reales y confunden a la juventud; sin embargo, pudo más la insistencia de Astrid ante la recomendación de su madre. Mientras Astrid colocaba la película, Vivian recordó las imágenes en la piscina de su vecino donde la mujer de pelo negro con él, estaban unidos por un largo y grueso miembro dentro del ano de ella; acto que en el fondo de su ser la perturbaba y no sabía cómo descifrarlo. Sumida en sus pensamientos, Astrid le tocó el hombro para que se instalara los audífonos y así evitar que el sonido fuera escuchado por Eva en su cuarto.

La cinta mostraba a un hombre y dos mujeres donde una acariciaba y chupaba su pene y la otra sentada sobre la cara del actor porno lamiendo la vagina de la actriz porno. Vivian abrió fuera de lo normal sus ojos, cuando vio el miembro enorme del actor disfrutando el juego erótico de las actrices que se movían de un lado para otro e intercambiando posiciones para que él las penetrara por la boca, vagina y ano; lo que la emocionó y se dibujó así misma como una de ellas pero junto a su vecino. Miró con disimulo a Astrid, quien con una mano acariciaba sus senos y pezones y con la otra metida en el triángulo formado por sus muslos jadeando, subiendo y bajando su pelvis rasurada; visto esto, con palabras inocentes le preguntó: ¿Qué te pasa, por qué gimes de esa forma? Astrid la miró con ojos semi-cerrados por el deseo carnal que sentía con estas palabras “amiga estoy muy excitada, tengo que masturbarme para aplacar mi pasión y placer sexual”. A su vez, Astrid le preguntó: ¿Tú sientes algo extraño en el fondo de tu sexo? Vivian no pudo contestarle, en realidad estaba excitada y con deseos intensos que disfrutaba pensando su fantasía con el vecino del patio; solo la miró de soslayo y asintió con un leve movimiento de cabeza.

Transcurridos unos segundos después del diálogo, Astrid acercó su rostro al oído de Vivian para decirle: “Tengo ganas de darte un beso en la boca”. En ese momento, Vivian bajo la mirada hacia la pantalla de la computadora viendo que las dos actrices se estaban besando e intercambiando sus lenguas y caricias con sus manos en todo el cuerpo. En principio le pareció algo asqueroso pero, en la medida que miraba la escena cambió de parecer y por eso no esquivó el acercamiento de Astrid cuando empezó a besar sus labios vírgenes y ardientes en estos momentos, de todas maneras, a pesar de la ansiedad y deseo que sentía rechazó sutilmente a su amiga cuando esta intentó introducirle su lengua a la boca. Acto seguido, Vivian se dio media vuelta en la cama para tratar de dormir; sin embargo, no sintió repugnancia cuando Astrid la beso suavemente en sus labios, cosa que la inquietó hasta que el sueño la venció.

Por su parte, Astrid entendió la reacción de su amiga y no insistió; por el contrario, le dijo buenas noches recogió el equipo y lo guardó, luego siguió masturbándose hasta alcanzar el clímax deseado y quedar profundamente dormida.

A la mañana siguiente, Eva tocó a la puerta y entró al dormitorio deseándoles “los buenos días” y para darles las instrucciones y recomendaciones del día como toda madre que adora a sus hijos. Mientras les hablaba, Eva observó que Astrid tenía el seno izquierdo salido de la camisa del piyama puesto; escena que no le agradó por considerarla inmoral, de mal gusto y de mala influencia para su hija, por tanto, le hizo el reclamo para que corrigiera y no se repitiera esta situación.

Astrid, un tanto turbada por falta de sueño y el reclamo de la madre de su amiga pensó “demonios me quedé dormida acariciándome el pezón” solo alcanzó a decir que, en ocasiones dormida le rasca la piel en el pecho y tal vez esa fue la causa de tener al descubierto el seno.

Está bien Astrid, pero por favor que no se repita; además tu madre me llamó temprano para decirme que te quedes en mi casa hasta su regreso porque ella tiene que buscar unos documentos necesarios para hacer no sé qué cosa en la compañía de títulos.

Gracias señora Eva respondió Astrid, le prometo que lo primero no volverá a ocurrir y por la información del viaje de mi madre.

Eva salió del dormitorio sin convencer por la respuesta de Astrid y la actitud pasiva de su hija Vivian.

Cuando Eva se marchó hacia su trabajo, numerosos pensamientos revoloteaban en su cabeza cubierta por una cabellera hermosa de color castaño. Al no estar segura de la explicación de Astrid, había algo en esta jovencita de solo 16 años y medio que le daba mala espina; su madre la estaba educando en forma muy liberal, actitud que siempre le criticaba a Ivonne.

Mientras tanto las dos amigas en casa y olvidadas las palabras lanzadas por Eva en la recámara, estaban ansiosas por salir al patio y en lo posible escuchar voces para atisbar la causa u origen de las mismas. Ambas prepararon el desayuno y una vez consumido este, fueron al baño para cepillar los dientes y cepillar el cabello rubio de una y castaño de la otra a más de las necesidades fisiológicas que son menester en el cuerpo humano. Astrid con un estuche en mano salió al patio junto a Vivian que estaba intrigada con el contenido del mismo. Vivian agarró la manguera para regar las plantas del jardín, al terminar enrolló la manguera y se acercó a Astrid preguntándole: ¿Qué es eso que sacaste del estuche?

Con una leve sonrisa, le dijo: “Esto es un boroscopio, era de mi padre quien me enseñó a manejarlo pero lo heredé cuando él murió. Este cable metálico, enseñándoselo con el dedo índice, tiene una cámara y un micrófono incorporado en la punta que recoge imágenes y voces en un radio de 20 metros y de este otro lado se conecta al monitor para observar y escuchar el objetivo. Vivian asombrada exclamó: ¡Caray! que tecnología estupenda. Así es amiga mía, replicó Astrid terminando de acoplar todo el equipo.

¿Dónde lo vas a conectar? Inquirió Vivian, porque aquí no hay un enchufe.

No te preocupes amiga, este equipo tiene una batería recargable que funciona por 6 horas, concluyó Astrid. Acto seguido, Astrid cogió el artefacto entre sus manos y preguntó a Vivian: ¿Dónde está el hoyo qué hiciste ayer? Aquí está dijo Vivian, señalando el lugar con el dedo. Hay que remover los pedazos de la pared que quité y volví a poner para poder ver al otro lado.

Astrid se acercó, con el dedo removió los trozos pequeños y vio que el agujero era perfecto para instalar la punta del cable con cámara y micrófono incorporados. Lo instaló y sujetó con cinta adhesiva a un lado de la pared. Después ensayó con el equipo toda el área de la piscina dando una imagen difusa que fue controlada poco a poco hasta lograr la claridad y nitidez deseada. Bueno amiga, ahora a esperar al ser humano maravilloso que dices, sentenció Astrid con cierto sarcasmo en sus palabras.

El tiempo seguía su curso y no sucedía nada, de súbito Astrid se quitó la camisa transparente de piyama que aún tenía puesta aludiendo que tenía calor dejando al descubierto su pecho al aire libre y por ende a los ojos de su amiga Vivian quien no pudo controlarse y exclamar: ¡Guau! Cuando vio los dos grandes, erguidos y hermosos senos de su amiga. Astrid al ver la sorpresa de Vivian, le preguntó: ¿Son hermosos verdad? Eso me dicen los muchachos a los que les he permitido acariciarlos. ¿Tú qué opinas? Inquirió a su amiga sin quitarle la mirada. Vivian, turbada no sabía qué contestar; sin embargo, se le ocurrió decir que los muchachos tenían razón.

Astrid no le dio importancia a esta respuesta tonta, ya que su amiga no tenía ninguna experiencia en los temas de belleza y sexología; no era por su culpa, sino que la madre no le permitía leer sobre ellos.

Pasaban los minutos y nada nuevo ocurría, Astrid sin contenerse le preguntó: ¿Qué esperas para quitarte la blusa de la piyama? ¿Quieres qué se te cocinen las tetas? ¿Acaso no sientes calor?

¡Oh no! Estás loca, será para que mi madre me castigue por este acto inmoral, replicó Vivian.

Ja, ja, ja, ja me has hecho reír Vivian por tu respuesta infantil; acaso ella está aquí para insultarte y yo no se lo voy a decir, te lo juro amiga haciendo la señal de la cruz. Se hizo un silencio sepulcral, de pronto se escucharon unas voces, rápidamente Astrid llegó al boroscopio, mirando a la pantalla hizo unos ajustes para que la imagen se viera mejor. Efectivamente, observó dos mujeres jóvenes hermosas y desnudas, una rubia y otra morena de cuerpos espectaculares, de cabellos preciosos y bien conservados, ambas afeitadas en su pubis con elegancia al caminar, son modelos pensó Astrid.

Vivian se acercó al monitor también pero, no vio al hombre que la perturbaba en sueños, se sintió un poco desilusionada e hizo el siguiente comentario” las chicas son lindas” ¿Verdad amiga?.

Si, contesto Astrid, son preciosas mirándole a los ojos. Vivian sintió un estremecimiento, bajó su mirada al monitor observando que las dos mujeres estaban fundidas en un beso apasionado y sus manos se movían de arriba y abajo acariciando sus cuerpos. Cuando se separaron, la rubia preguntó a la morena: ¿Cuándo bajará Gus? La morena respondió: “Me dijo que en 10 minutos vendrá hasta aquí porque iba a tomarse un baño al salir del gimnasio”. Mientras tanto, dediquémonos a calentar nuestros cuerpos, volviendo a unir sus labios apasionadamente.

Cuando Astrid vio esta escena, al igual que su amiga Vivian, se acercó a ella susurrándole en su oído Vivian: “No te parece hermoso este culto a la belleza femenina con besos y caricias”.