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IMAGINACCIÓN

De la imaginación a la acción
en la educación

Nacho Ros

A mis hijos Daniel y Marcos;
en ellos está la esperanza de que vivan
una educación diferente.

Prólogo

Decía un refrán español –afortunadamente casi olvidado–: «la letra con sangre entra». Nada más lejos de la realidad. Hoy día los métodos educativos más eficaces, desde el método Montessori, la pedagogía Waldorf, hasta los centros que más enfatizan una enseñanza creativa, como la escuela de Reggio Emilia en Italia o la Key School de Indianápolis, promueven un aprendizaje divertido.

Reggio Emilia se concibió como una «escuela de juegos» cuyo lema es «nada sin alegría» para niños de Educación Infantil y respecto a la segunda, dirigida a niños de Educación Primaria, quiero destacar la importancia que le dan a la noción de «fluir» de Csikszentmihalyi incorporando una zona de juego llamada «centro de fluir» donde los niños puedan desarrollar esa experiencia tan placentera ligada a tareas intrínsecamente motivadas donde el aprendizaje se adquiere de forma lúdica.

Los niños tienen que jugar en la casa, en la calle y en la escuela. Un modelo de enseñanza-aprendizaje creativo tiene un apoyo fundamental en el juego, pues juego y creatividad –como he dicho en otra parte (Romo, 2007)– comparten características comunes tales como el tratarse de actividades libremente elegidas, que comprometen activamente al sujeto, que no son literales pues se desarrollan a través de la imaginación valiéndose de un pensamiento metafórico, como vemos de manera tan presente en el juego simbólico y, por último y principal, que están intrínsecamente motivadas, es decir, que se hacen por el gusto, el desafío y la satisfacción que da la propia actividad y no por razones externas.

Efectivamente, la letra no entra con sangre; como mejor entra es con juego y con alegría. Esto lo saben muy bien los alumnos de estas escuelas emblemáticas y de otras no tan famosas pero donde los maestros están aplicando esos principios esenciales guiados por la filosofía educativa de Reggio Emilia: el niño es el protagonista, el docente es colaborador y guía, el espacio es el tercer maestro y las familias son aliadas en este proceso.

Pues bien, el libro al que antecede este prólogo es un buen ejemplo didáctico para la puesta en práctica de todos estos principios. Mi apreciado ex-alumno del posgrado en Creatividad de la UAM, Nacho Ros, ha hecho un trabajo increíblemente creativo con el método ImaginAcción que aquí nos presenta, y a la par hace una brillante propuesta a los profesores para un desarrollo integral del alumno basado en los principios de una formación creativa.

Digo esto porque lo he leído con gran placer. Repito que es un libro creativo, lleno de metáforas, me atrevo a decir que lírico en algunos párrafos. Se nota que está escrito con gran pasión y una actitud de confianza y convencimiento en lo que propone. Se percibe claramente que confía en su propuesta y que ama lo que hace en los términos que tanto me ha oído decir: está intrínsecamente motivado.

Pero también califico el libro de creativo por la visión insospechada que da –al menos para una profesora de Psicología, y creo que para cualquiera– de lo que puede ser y es, en su caso, la educación. Dice el autor que el profesorado más creativo ¡es el de Educación Física! Acaso no le falte razón, pues es en el ámbito de esa formación donde se pueden llevar a cabo con menos limitaciones esos principios que he mencionado antes de la Reggio Emilia, como que el protagonista es el alumno y que el espacio es el tercer maestro.

Y es creativo este libro porque el objetivo final es terriblemente innovador –y ambicioso, a la par–: seamos agentes del cambio social. Nada menos que esta es su propuesta para los profesores.

Por último, debo decir que desde un punto de vista epistemológico el autor ha buscado una argumentación científica para su propuesta. Realizó un estudio experimental en dos centros de la Comunidad de Madrid donde aplicó un test-retest a los grupos que diferenció como experimental y control para verificar la influencia del programa ImaginAcción. Constató un incremento de actitudes prosociales en estos grupos y un mayor desarrollo de la creatividad en aspectos como mayor interés y curiosidad, lo cual implica mayor apertura –el rasgo más definidor de la personalidad creativa, de acuerdo con el modelo «big five»–; los alumnos también se vieron a sí mismos como más capaces de inventar nuevos juegos y actividades. En definitiva, más creativos.

En cuanto al método ImaginAcción, el autor enfatiza constantemente que se trata de un modelo orientado hacia el desarrollo cuyos objetivos se centran en educar para el desarrollo personal, social, en valores. La clave del método es la cooperación.

El libro estimula al trabajo con proyectos, incluyendo de forma detallada las actividades diferenciadas según el nivel educativo, incluyendo los valores y competencias a desarrollar. No escatima en la descripción de las actividades con todo lujo de detalles, lo que es un valor añadido del libro, de manera que aun partiendo de un modelo tradicional que no considere estos valores de cooperación o se centre más en la competición, sea sugerente para la implementación del método.

En definitiva, Ignacio Ros se alinea en esta propuesta metodológica para la enseñanza con los principios de una educación creativa. Como él mismo dice: «se aprende haciendo y se aprende jugando».

Dra. Manuela Romo

Directora del Curso de Experto en Creatividad
Aplicada de la Universidad Autónoma de Madrid.
Profesora de la Facultad de Psicología de la UAM. Galardonada como International Scientist of the Year
en 2007 por el International Biographical

Centre de Cambridge

Introducción:
una educación diferente
es posible

Aún a riesgo de no ser comprendido en el gremio, me lancé a esta aventura hace ya unos años. Alguno podrá pensar: ¿ahora también haremos visualizaciones?, ¿qué será lo siguiente…? No importa. Supongo que veinte años de pensar y repensar dan para mucho. Dentro queda, como a tanto docente, la sensación de no aportar lo necesario, de quedarse en un aula-jaula estrecha, de poder hacer mucho más, de estar encorsetado por un sistema educativo que a menudo «mata la creatividad» (Robinson, 2009). En uno de mis primeros años sufrí el fallecimiento de una alumna a causa de una anorexia cuando estaba como docente de una asignatura conectada con la vida, con la salud, con la imagen corporal. Tres preguntas resonaban en mi interior: ¿Qué he estado enseñando? ¿Qué es lo que realmente importa aprender en esta vida? ¿Qué les puedo transmitir a los alumnos, que no lo haya hecho ya hasta la fecha?

Así fue como los contenidos relacionados con la salud y la actividad física adquirieron una importancia y una didáctica nuevas para mí; así es como la transmisión de valores subieron al primer peldaño de mis objetivos. La actitud de un ser humano es capaz de tocar un corazón, modificar un hábito dañino, ganar una competición o perderla con otra dignidad. La actitud crea personas nuevas, «reinventadas», capaces de vivir una causa y sentirla más grande incluso que la propia vida. La actitud abre caminos, nuevas vías de creatividad y proactividad. La actitud es la tierra que hay que preparar. La actitud es la herramienta de mayor potencia a disposición de cualquiera.

De valores me gusta hablar «lo justito», ya que no seré tan pretencioso de pensar que el valor ha sido interiorizado por el hecho de haberlo fomentado con un determinado enfoque educativo. La actitud es la semilla del valor. Y cuando el argumento de forma y fondo es esta actitud o fortaleza, de la que disponemos todos, y se da el clima de confianza, compañerismo, respeto y admiración, se produce entonces la libertad espiritual para poder ser personas creativas (profesores y alumnos) y desarrollar todo lo que llevamos en nuestro interior.

Pero si la imaginación es tan poderosa, si va más lejos que las palabras, que los propios hechos, ¿por qué no empezar precisamente por esa imaginación? Más aún, ¿por qué no orquestarlo todo para que nuestras clases, con su leit motiv (esa actitud con la que deseamos impregnar cada clase), sean la verdadera banda sonora de nuestra película? ¿Por qué no convertir la unidad didáctica, el curso en definitiva, en una obra creativa original e irrepetible?

Los primeros resultados empíricos del método conseguían efectos en el alumno que a mí mismo me sorprendían: una motivación fuera de lo común, proyectos impregnados de un contenido social importante. Como cuando se decidió convertir un pequeño descampado en una pista para bicicletas de montaña en la que se implicaron alumnos y padres, y con unos y otros se tocaban puertas y teléfonos para que el ayuntamiento de turno moviera sus máquinas para remover la tierra. Los chicos iban en sus ratos libres a trabajar y a montar en bicicleta en «su» circuito.

Lo que había comenzado con un simple «soñar despiertos» de los alumnos estaba dando sus frutos. Pero aún quedaba mucho por hacer: engranarlo mejor, implementarlo más, buscar recursos… Había nacido «ImaginAcción» como un modo de aprender desarrollando la creatividad desde la sinergia de la cooperación y centrado en un enfoque basado en principios y valores universales.

Hijos de los tornillos en serie.
Padres del cambio

Dicen que no son lo mismo diez años de experiencia que un curso repetido diez años. Soy profesor de Educación Física. Y este trabajo hecho «de aquella manera» no es fácil, aunque sí muy enriquecedor. Y es que me niego a ser un reproductor de conocimientos y habilidades aprendidas.

Confieso que he fracasado un montón de veces –y sigo haciéndolo para no perder el hábito–, pero siempre, y digo siempre, he intentando como el buen deportista superarme una y otra vez.

Una vez escuché esta cita en un curso: «Mi derecho a no cambiar termina allí donde comienza el derecho de mis alumnos al mejor profesor que llevo dentro, y este, por definición, nace cada curso».

Esta cita se convirtió en un lema constante en mi vida profesional, y fruto de él aquí está mi trabajo, que te presento hoy a ti, compañero de fatigas, con toda humildad. En estas páginas está mi recorrido físico, afectivo, mental y espiritual con la educación. Las experiencias positivas, pero sobre todo las situaciones dolorosas que pasamos, nos hacen madurar en la profesión. Cada etapa siempre suma.

Pienso que debemos avanzar y dar un giro nuevo, definitivo. Coloquemos al alumno en el centro, pero de verdad. Nos sigue dando respeto. Explotemos creativamente como profesores y a la par hagamos que ellos desarrollen sus diferentes inteligencias, talentos y posibilidades. El profesorado de Educación Física (E.F. en adelante) suele ser creativo por supervivencia, probablemente más creativo que otros, pero eso no es suficiente. Reinventémonos. Innovemos. Sigamos caminando. Hagamos una educación realmente integral, donde tengan cabida también nuestra interioridad, las emociones, los intereses y sueños de cada alumno. ¿Es demasiado atrevido partir desde el interior de cada alumno? Este método trata de multiplicar la motivación de cada uno; también del profesor. Nunca más una clase volverá a ser igual a otra. Nunca más una unidad didáctica debiera ser similar a la de otro grupo de clase.

A veces dicen de nuestra estirpe que no sabemos trabajar en equipo. Hay gente por ahí que hace cosas increíbles en sus clases, pero hay que dar un empujón importante a la didáctica; este es mi objetivo y mi apuesta, algo atrevida pero sincera. Este no es un libro pensado exclusivamente para profesores de Educación Física. Es una apuesta válida para cualquier materia y, como se verá, sus aplicaciones a otros campos son múltiples. Con mis mejores deseos espero humildemente poder aportarte algo. No trato de hacer escuela. Me basta si en el camino te hago reflexionar y te aporto alguna idea que enriquezca tu –nuestra– valiosísima profesión.

Lo comparto con ilusión, aunque sobre todo deseo poder ser útil en esta grande y no reconocida profesión. Seamos agentes verdaderos del cambio social. Ahora. Ya. Sin timidez. Con decisión. Y, sobre todo, con un entusiasmo contagioso.

Innovaciones y aportaciones principales
del método ImaginAcción

Si tuviera que resumir las principales aportaciones de este método, desde mi punto de vista son:

  1. El aprendizaje se produce de dentro a fuera. Es decir, se parte de un trabajo previo interior (consciente e inconsciente), en el que se facilita el aprendizaje a partir de una primera sesión a través de la relajación y una visualización creativa guiada, creando desde el interior de cada alumno el escenario y la motivación adecuadas que se llevarán al clima de la clase.
  2. Empleo de la visualización como pieza clave en el desarrollo de la persona y su aprendizaje. El clima inicial es absolutamente decisivo para el éxito final. He comprobado que ese clima suele transformarse en algo «mágico», el hábitat ideal para crecer juntos.
  3. Se parte de la actitud como semilla de un valor. Sobre esta actitud se construye todo el aprendizaje y no al revés. Este concepto es clave. Este es un trabajo que comenzamos en 1997 con materiales curriculares (Fernández, Ros, y Vera, 1997) y cuyas bondades ha demostrado Pérez Pueyo (2005) de manera sensacional en la E.F.
  4. Espíritu solidario. Cada unidad va dirigida a finalizar siempre con una acción de entrega solidaria a otras personas. Lo aprendido adquiere otro sentido con el servicio a otros. Es el llamado «aprendizaje-servicio».
  5. El desarrollo creativo del alumno se convierte en el nuevo abecedario del día a día. No es una sesión, una unidad didáctica o un proyecto concreto, sino una tarea cotidiana.
  6. Es un método ecléctico y humanista que aprovecha lo mejor de cada enfoque educativo con un planteamiento sistemático: aprendizaje cooperativo, interdisciplinariedad, desarrollo creativo, sinergia, educación de las emociones y activación de las diferentes inteligencias múltiples, las oficialmente reconocidas y otras que intuimos aunque aún no estén, pero siempre desde un planteamiento integral centrado en la persona.

¿Cómo comenzó este modelo o forma de
hacer y entender la enseñanza?

Te voy a pedir que dediques un minuto a contestarte a ti mismo estas tres preguntas:

  1. ¿Qué deseamos de nuestros alumnos?
  2. ¿Qué ayuda y suma a conseguir aquello que deseas para tus alumnos?
  3. ¿Cómo ponerlo en juego de forma práctica y lo más sistemática posible?

Estas son las respuestas a las que llegué yo y de las que parte este método.

  1. ¿Qué deseamos de nuestros alumnos?

    Mi respuesta: que sean personas1 felices2.

  2. ¿Qué nos ayuda a sentirnos felices? (Seligman, 2003)

    Algunas respuestas (todas válidas y +positivas+):

    • Motivación3. Pasión y amor por la vida, por las personas, por un proyecto. Nuestra razón para vivir.
    • Sentirse útil4. Aportar y cooperar, hacer un trabajo con significado.
    • Imaginar5. Ir más allá de la realidad, soñar, trazarse metas.
    • Crear6. Poner en acción la imaginación, hacer o participar de algo novedoso.
    • Optimismo7, con su ingrediente clave, el humor. Mirar la vida en su globalidad con optimismo y vivirla con una actitud positiva.
    • Pertenencia8. Sentirse parte de un grupo, de un ideal.
    • Aprender9. Percepción de logro.
    • Altruismo10. Capacidad para compartir gratuitamente y ser solidario.
    • Sana autoestima11. Construir un autoconcepto positivo, conocer y educar nuestras emociones.
    • Salud12. Salud integral de cuerpo, afectividad, mente y espíritu. Bienestar emocional.
  1. ¿De qué forma podría poner en juego estos aspectos para lograr personas positivas, sanas, creativas, cooperativas y en continuo crecimiento?

Todos estos son factores fundamentales en el desarrollo humano y estrechamente vinculados con el estado de bienestar subjetivo o sentimiento de satisfacción general con la vida. Están presentes en las diferentes etapas del modelo de unidad didáctica que propongo, que es en definitiva el modo y manera de plasmarlo.

Factores relacionados con la felicidad

Etapas de la unidad didáctica o proyecto del

modelo creativo en valores «ImaginAcción»

Etapa 1
Imagina

Etapa 2

Descubre

Etapa 3

Crea

Etapa 4

Coopera

Etapa 5

Comparte

Motivación

Sentirse útil

Imaginar

Crear

Optimismo

Pertenencia

Aprender

Altruismo

Autoestima

Salud

Para ello, hay que facilitar un espacio de aprendizaje que sea el caldo de cultivo para «entrenar valores», en el que la confianza basada en el respeto y el amor genuino al alumno, así como la alegría de compartir juntos este camino de crecimiento personal, sean la base sobre la que construyamos personas más felices. El contagio del profesor por efecto de las neuronas espejo (Rizzolatti, Giacomo; Sinigaglia, Corrado, 2006) y el aprendizaje vicario o modelado son el punto de partida.

Esta es una apuesta por un «entrenamiento en valores» permanente en el tiempo, estructurado, lúdico y creativo, cocinado en ese espacio de aprendizaje citado; como comentara Bisquerra (2011), «si queremos formar personas para el bienestar, hay que educar en ello y por tanto proporcionar entrenamiento en alegría, humor, amor y felicidad». Una educación que parte del interior de la persona.


1 Niños, adolescentes, jóvenes y adultos.

2 Estado del ser, en el que la persona se siente en paz y armonía, independientemente de que la situación de su vida sea favorable o no; supone un sentimiento profundo de bienestar subjetivo y de satisfacción personal con la vida.

3 Frankl, V. (1995), El hombre en busca de sentido, Herder. Barcelona. A Víctor Frankl se le considera padre la psicología positiva. Frankl defendió cómo el hombre, aún en las condiciones más duras y adversas, es capaz de salir adelante cuando tiene una causa importante para hacerlo.

4 Willingham, D., (2011) ¿Por qué a los niños no les gusta ir a la escuela?, Graó, Barcelona; Seligman, M.E.P., Steen, T.A., Park, N, y Peterson, C. (2005). Positive Psychology progress: Empirical validation of interventions. American Psychologist, 60. 410-421

5 Davoli, C (2009) http://www.psychologicalscience.org/media/releases/2009/davoli.cfm

6 Blay, A. ( 1967) La personalidad creadora. Elicien. Barcelona. Marina, J.A. (2013) El aprendizaje de la creatividad. Barcelona. Ariel. Csikszentmihalyi, M. (1998) Creatividad: el fluir y la psicología del descubrimiento y la invención. Paidós Ibérica.

7 Figueras, A. (2012). Pura felicidad. Plataforma Bernabé, T. (2008). Optimismo vital: Manual completo de psicología positiva. Temas de hoy. Seligman, M. (2006). Niños optimistas. Barcelona: De Bolsillo.

8 López González, L (2015). Educar la interioridad. Plataforma editorial. Barcelona.

9 Iguerra, J. (2013) Inteligencia emocional, apego y felicidad en adolescentes: Un estudio intercultural entre España y Argentina. Tesis.

10 Lyubomirsky, S ; Fuster, V (2012) Hablemos de felicidad. Urano. Barcelona.

11 Bisquerra, R. At col (2011) La educación emocional. Propuestas para educadores y familias. Desclée . Bilbao.

12 Bisquerra (2003) Educación emocional y competencias básicas para la vida. Revista de Investigación Educativa, 2003, Vol. 21, n.o 1, págs. 7-43 Bisquerra (2000) Educación emocional y bienestar. Barcelona. Ciss-praxis

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El método ImaginAcción

Desarrollo personal y creativo, partiendo de una educación en valores