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Veintitrés años más tarde que Zurbarán y, por lo tanto, en la gene-ración inmediatamente posterior, nace Bartolomé Esteban Murillo. Reside la mayor parte de su vida en Sevilla, aunque algunos autores suponen que realizó viajes a la Corte, donde tendría ocasión de contemplar las obras de los grandes maestros venecianos y flamencos. Pero este viaje no está documentalmente probado.

En realidad, la vida de Murillo resulta menos conocida que la de otros maestros de la época. Sabemos que queda huérfano a muy temprana edad (catorce años) y que entra en el taller de Juan del Castillo, como Zurbarán había hecho en el de Villanueva y Velázquez en el de Pacheco. Los tres pintores superaron ampliamente a sus maestros, de donde cabe deducir que la experiencia sólo puede servir de muleta al genio, tanto en éste como en cualquier orden de cosas.

Tenemos pocas noticias de sus años juveniles. Hacia 1644 ó 1645 le encargan su primera gran obra: la decoración del claustro chico del convento de los Franciscanos llamado la Casa Grande. Sólo cuenta veinticuatro o veinticinco años, y este gran encargo evidencia la popularidad que había alcanzado en el taller de Castillo, del que conservamos algunas obras de calidad poco notable.

No son los años infantiles de Murillo, como se ha dicho algunas veces, años de penuria y dificultades, pues sabemos que recibe una sustanciosa fortuna de sus padres, que si bien no le hace considerarse acaudalado, sí le permite vivir sin estrecheces.

Por otra parte, desde los veinticinco años en que realiza el encargo de los Franciscanos, su clientela aumenta sin cesar, y se convierte en poco tiempo en el pintor más famoso y cotizado de Sevilla. Jamás le faltaron buenos encargos, y sus contratos mantienen precios bastante elevados para su época. Ello le proporciona una situación económica firme desde su juventud, que le permite adquirir varios inmuebles y atender a su numerosa familia (parece que tuvo ocho o nueve hijos, que en gran parte profesaron como eclesiásticos a su mayoría de edad, llegando uno de ellos a canónigo de Sevilla).