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Osores, Leonardo

Memorias de un vice director / Leonardo Osores. - 1a ed . - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Autores de Argentina, 2019.

Libro digital, EPUB


Archivo Digital: online

ISBN 978-987-87-0420-3


1. Narrativa Argentina. 2. Relato. I. Título.

CDD A863



Editorial Autores de Argentina

www.autoresdeargentina.com

Mail: info@autoresdeargentina.com




Queda hecho el depósito que establece la LEY 11.723

Impreso en Argentina – Printed in Argentina

Dedicado a las dos personas que mas quiero

Santiago y Mirian

Introducción

En este libro les narro lo vivido en una época muy hermosa para mí. En un primer momento, no me di cuenta de lo importante que sería para mi vida, no solo como experiencias profesionales, sino como aquellas cosas que te llenan el alma.

Es importante agradecer, de buena manera, a los alumnos, porque ellos son los que con sus acciones y pensamientos inocentes me arrastraron, de a poco, a una hermosa vida de adolescente que viví; fue como volverme a poner en la piel de mis años mozos, y hasta en algunos momentos, contagiarme con algunas travesuras.

Por eso es una obligación agradecer a los alumnos, que, sin ser consultados, te hacen partícipe de sus trayectorias jóvenes y estudiantiles, eso se debe agradecer, porque el que te preste un pañuelo, para que te seques tus lágrimas de veterano, lo hace con una intención pura y noble.

Es por ello por lo que tú, amigo lector, cuando pases por una escuela, no la veas como unos simples muros, que contienen a un grupo de personas enjauladas, que en lo único que piensan es en el timbre de salida, piensa que allí se están viviendo y aprendiendo cosas para las ciencias y para el alma, que jamás ninguno de ellos olvidará y del cual tú serás el beneficiado.

Seguramente, señor lector, coincidiremos en que toda profesión te deja cosas que aprendes y vives. En mi narración quise comentar las cosas que quedaron impresas en mi mente y que cada vez que las recuerdo me hago más joven; tal vez esa sea la distinción con otras profesiones, por ello creo que es una de las profesiones bendecidas por Dios.

Tal vez, cuando tú leas algunos párrafos de este libro, también te remontarás a tus años de estudiante, y hasta se te escape una lágrima, recordando tus tiempos vividos, que ya no volverán, pero con estas narraciones, tú también tendrás una píldora, a mano, para poder rejuvenecer tu corazón, cuantas veces lo desees.

Pero no solo se trata de recordar, sino también de comprender cómo las mutaciones de las sociedades escolares se van aconteciendo, y en donde no solo docentes, sino padres, abuelos, hermanos, entre todos, sepamos, para poder ayudar y actuar en los tiempos en que se nos presenten, con nuestros hijos y nietos.

Porque esa mutación es inexorable, alimentadas con nuevas costumbres, pensamientos y acciones que convierten a la escuela en el receptáculo de todo aquello que la sociedad manifiesta, porque si tú, amigo lector, lo ves detenidamente, te darás cuenta cuando una madre atraviesa su peor momento, con solo mirar a su hijo alumno, comprendiendo sus penas y con ganas de querer ayudarlo.

Es que la escuela es depositaria no solo de lo material, sino de todo un colectivo, cargado de vivencias y cambios sociales, que más tarde se volcarán en las calles, en las empresas, en la familia como algo finito o infinito de comprender, porque no solo verás el fruto del 1 + 1 = 2, sino comprenderás que por qué un joven te ayudará cuando más lo necesites, si nunca se lo pediste.

Te puedo asegurar que esas voces de esperanzas y consuelo vendrán de quien menos te lo imaginas, surgidas de ese torbellino de adolescentes que transcurren sus vidas detrás de esos muros.

Ser parte de esta construcción fue lo más grandioso que viví y, con esta narración, quiero compartirla contigo.


Vocabulario estudiantil

¡GUARDA QUE AHÍ VIENE EL VIEJO!

Este aviso en voz alta es el empleado por un alumno, al que generalmente se lo denomina “CAMPANA” y que toma su ubicación en la puerta del aula, en horas del recreo, fundamentalmente en la finalización de este.

El resto de sus compañeros hacen de las suyas, en el interior del aula, como arrojándose objetos entre ellos, dibujando o escribiendo en el pizarrón cosas difamatorias o agresivas hacia los demás, como a algunos compañeros, docentes o preceptores.

El término VIEJO no solo se refiere al profesor, sino también a la profesora o preceptores, incluso a directivos.

Esa voz de alarma hace que la jugarreta se interrumpa abruptamente.

La interpretación de esta frase no es ciertamente agresiva, sino más bien de respeto y admiración, porque una cosa es decir: CUIDADO, AHÍ VIENE EL PROFESOR, que indica solamente respeto, mientras que viejo, no solo es respeto, sino admiración, porque te da un rango similar al de padre, porque sos el que aconseja, felicita y sanciona cuando el alumno se porta mal o bien.

Así que a todos los docentes que escuchen ¡AHÍ VIENE EL VIEJO! es porque han adquirido un nivel más elevado para sus alumnos.

Mi escuela

La escuela en donde comencé mi profesión de docente tiene la iniciales EET n.º 3137. La primera “E” significa Escuela, la segunda “E” significa Educación, la tercera letra “T” significa técnica y el cuarto símbolo n.º indica el número de la escuela (quedando ESCUELA DE EDUCACIÓN TÉCNICA NÚMERO 3137). Todo esto, desde aproximadamente mediados del año 2000, ya que antes era identificada con el número 1 (uno).

El número uno marcaba que era la primera escuela técnica creada en la provincia de Salta, el nombre de la escuela es MARTINA SILVA DE GURRUCHAGA, en honor a una mujer heroína, que se destacó por su lucha en los tiempos de la independencia argentina, en la centuria del XVIII.

La escuela comenzó funcionando en la calle principal y más ancha de la ciudad de Salta, la famosa calle MANUEL BEGRANO, más conocida como LA BELGRANO. Allí comenzó funcionando en una vieja casona de una arquitectura de mediados de 1940, alquilada por el Ministerio de Educación a una familia de alta alcurnia de la provincia, es decir que la institución no contaba con edificio propio y que sería precisamente la lucha por años de todos los docentes y directivos.

La arquitectura era propicia y acogedora para el desarrollo de las tareas educativas, ya que la edificación ofrecía un ambiente familiar y acogedor, fundamentalmente en tiempos invernales, en donde la casona, brindaba calidez, por sus paredes de adobe (ladrillos construidos con barro) y los ventanales amplios, en donde veías la lluvia, la nieve o el amarillo otoñal.

Incluso los muebles con que contaba la institución son de los años en que se construyó la casona, aproximadamente en 1930, con maderas provenientes de los viejos robles, que nos daban una sensación de que alguna vez nos moriríamos y que esos muebles seguirían subsistiendo. Los ebanistas no solo buscaban que un escritorio o armario sirviera para guardar papeles y utensilios de librerías, sino que los adornaban con tallados, y uno se imaginaba que su trabajo había sido incansable y perene en el tiempo, ya que contaban con tallados, que en esa época, se llevaban a cabo con herramientas manuales.

Los pupitres eran contemporáneos, de Domingo Faustino Sarmiento (presidente de la nación argentina entre 1868 y 1874, incansable luchador, por la educación de los argentinos); se denominan pupitres aquellos bancos que servían de escritorio para el alumno y a la vez de asiento para otro, en la parte anterior, mediante dos extremos de hierro en ángulo de 90 grados que sobresalían, del extremo inferior del escritorio y que eran desplegables, al cual se le adhería una tabla en la que podía sentarse el alumno. Lo curioso es que las bases eran de hierro fundido (hierro con aplicaciones y cuya forma se obtiene en talleres de fundición) y les daban una sensación de inmortales. Estos pupitres se disponían en filas, en el aula, los escritorios poseían unos orificios que servían para colocar el tintero (utensilio de librería que se utilizaba a fines del siglo XVII y comienzos del siglo XIX que contenía tinta para recargar la pluma).

En el fondo del edificio, funcionaban los talleres, que eran un salón en donde se disponían las máquinas y mesones para los alumnos que trabajaban en asignaturas, como electricidad, tornería, hojalatería, soldadura eléctrica, carpintería, entre otras.

Las orientaciones que otorgaba el colegio, cuando fue fundado, eran las de CORTE Y CONFECCIÓN, COCINA y TÉCNICO EN ADMINISTRACIÓN DE EMPRESAS, las dos primeras eran cursos largos de dos o tres años, que se desarrollaban en aulas, en donde se disponían las máquinas de coser y en otras aulas se disponían los utensilios de cocina.

A mediados de 1995, los talleres se trasladaron a la calle España, una zona céntrica de la capital de Salta, en un galpón extenso, de unos 15 metros de ancho y unos 50 metros de largo y que contaban con un altillo, que era utilizado, para el acopio de materiales o papeles, que no se utilizaban. El traslado se había producido con el objeto de dar mayor espacio a la parte académica.