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Título

Universidad del Valle

Programa Editorial

Título: Derecho a la vida

Autor: Angelo Papacchini

ISBN: 9789587654530

Primera reimpresión

Rector de la Universidad del Valle: Iván Enrique Ramos Calderón

Vicerrectora de Investigaciones: Carolina Isaza de Lourido

Director del Programa Editorial: Víctor Hugo Dueñas Rivera

Imagen de carátula: The Joy of Life de Henry Matisse, 1905-1906

© Colciencias

© Universidad del Valle

Universidad del Valle

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A.A. 025360

Cali, Colombia

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Esta publicación se hizo gracias al apoyo de la Rectoría, la Vicerrectoría Académica y la Facultad de Humanidades de la Universidad del Valle en reconocimiento a la labor académica del profesor Angelo Papacchini, con motivo del otorgamiento del doctorado Honoris Causa en Filosofía

Este libro o parte de él no puede ser reproducido por ningún medio sin autorización del autor.

Cali, octubre de 2010

ÍNDICE

PRESENTACIÓN

INTRODUCCIÓN

CAPÍTULO I

LA VIDA, UN DERECHO CONTROVERTIDO

NATURALEZA Y ALCANCE DE ESTE DERECHO, LAS RAZONES MORALES DE ESTE DERECHO, VALOR PECULIAR Y RASGOS CARACTERÍSTICOS DE ESTE DERECHO.

CAPÍTULO II

DERECHO A LA VIDA Y EUTANASIA

LA EUTANASIA, UNA CUESTION CONTROVERTIDA, DIGNIDAD Y AUTONOMÍA COMO CRITERIOS DE MORALIDAD, APLICACIÓN A CASOS CONTROVERTIDOS, LA DIMENSIÓN JURÍDICA, POR UN DERECHO A MORIR DIGNAMENTE.

CAPÍTULO III

DERECHO A LA VIDA Y ABORTO

EL ABORTO: UNA CUESTION HISTÓRICAMENTE DETERMINADA, LOS TERMINOS DEL DEBATE ACTUAL, ¿QUÉ HACER? ARGUMENTOS EN FAVOR DE UNA DECISIÓN RESPONSABLE.

CAPÍTULO IV

DERECHO A LA VIDA Y GUERRA

LA GUERRA, UNA INSTITUCIÓN APARENTEMENTE INCOMPATIBLE CON EL DERECHO A LA VIDA, LA GUERRA NO SE AGOTA EN EL USO ARBITRARIO DE LA FUERZA, EL ALCANCE DEL DERECHO A LA VIDA EN LA GUERRA.

CAPÍTULO V

LA PENA DE MUERTE, UNA VIOLACIÓN DEL DERECHO A LA VIDA

LOS TÉRMINOS DEL DEBATE, ARGUMENTOS EN CONTRA DE LA PENA CAPITAL DESDE LA TEORÍA DE LOS DERECHOS, RESPUESTA A ALGUNAS OBJECIONES.

BIBLIOGRAFÍA

PRESENTACIÓN

La vida es el más prioritario y esencial de los derechos, pero también el más desconocido y pisoteado. En nuestro medio la cifra escalofriante de treinta mil muertes violentas por año, o el número creciente de personas marginadas del trabajo y de la riqueza, obligadas a luchar día a día por la simple subsistencia, son una prueba de ello. Llama además la atención la multiplicidad de concepciones acerca del sentido y alcance del derecho a la vida en los grandes debates sobre eutanasia y aborto. Tomar en serio el derecho a la vida significa cosas distintas para quienes asumen como axioma básico la sacralidad de la vida y para quienes desde posturas laicas reivindican como obligación prioritaria la defensa de la calidad de vida, más que la subsistencia sin más. Si para los primeros el derecho a la vida es incompatible con toda clase de eutanasia y aborto, para los segundos es moralmente legítimo interrumpir en algunos casos el proceso de gestación para salvaguardar la salud o la dignidad de la mujer, o anticipar la muerte cuando la vida se ha degradado a tal punto que parecería haber perdido los rasgos que la hacen propiamente humana. Controversias parecidas surgen en relación con la compatibilidad o no del derecho a la vida con la pena capital y con la guerra, o con la posibilidad y conveniencia de incluir en el núcleo básico de este derecho el acceso a los medios materiales para una existencia digna. El libro del profesor Papacchini enfrenta con coraje y rigor estas cuestiones controvertidas. Desde un horizonte ético centrado en los principios de dignidad y autonomía individual a su juicio una alternativa al debate ya clásico entre sacralidad y calidad de vida - intenta construir una postura coherente, que sirva de referencia en los grandes debates de ética pública, y sobre todo resulte de orientación y ayuda para quienes se enfrentan a diario con conflictos o dilemas morales relacionados con el origen y el fin de la vida humana. De manera más específica Papacchini defiende la pertinencia y necesidad de hablar de un derecho a la vida en contra de quienes quisieran borrarlo de la lista de derechos, y reivindica su carácter sagrado e inviolable, derivado de su estrecha vinculación con la dignidad humana y del hecho de ser la condición de posibilidad para el goce de los demás derechos. A tono con estos postulados básicos el autor condena toda clase de eutanasia o aborto voluntarios incluso cuando quienes los practican actúan impulsados por móviles altruistas y rechaza de manera igualmente incondicionada la pena capital. Justifica en cambio, en casos extremos, la posibilidad de anticipar la muerte para evitar una existencia indigna, la decisión de la mujer de poner término a un embarazo impuesto por la fuerza o cuando implique graves riesgos para su salud, o el recurso a las armas como extremo recurso para enfrentar una agresión externa contra la libertad y la dignidad de un pueblo. En contra de las posturas neoliberales Papacchini defiende además la necesidad de incluir en el núcleo básico del derecho a la vida no solamente la seguridad frente a la violencia externa, sino también la posibilidad de acceder a los medios de subsistencia. Por esto considera los derechos económicos y sociales como unos corolarios que se desprenden de manera directa de esta forma de concebir el derecho a la vida, en estrecha vinculación con la satisfacción de necesidades vitales básicas.

Es posible que el lector no comparta la totalidad de las soluciones propuestas. Encontrará de todas formas en el libro una excelente guía para orientarse en los grandes debates contemporáneos sobre los temas tratados. Para limitarnos al caso del aborto, el autor empieza esbozando una mirada histórica muy útil para apreciar las modificaciones que se han dado en este terreno a través de los siglos; entra a analizar las legislaciones vigentes, y las variables que inciden en el planteamiento actual del problema (desarrollo de la embriología, avances de la medicina, derechos de la mujer en cuestiones reproductivas, etc.); reconstruye de manera minuciosa los términos del debate actual en el plano ético-jurídico, con especial atención a los argumentos en pro y en contra del aborto en casos específicos de violación, malformación del feto o grave peligro para la vida de la madre, con un amplio espacio dedicado al debate ya clásico relativo a la personalidad del feto y a los umbrales propuestos para demarcar la aparición de un sujeto de derechos; aplica en fin el constructo de la dialéctica del reconocimiento al debate secular acerca del status del feto, y le apuesta a la autonomía responsable de la mujer, como una alternativa al dilema moral frente a aquellos que denuncian toda clase de aborto como un acto criminal, pero también expresa su rechazo a las posturas extremas de ciertas feministas que asimilan el embrión a una propiedad privada de la que la mujer podría decidir a su antojo.

El autor avanza sus propuestas al cabo de una minuciosa reconstrucción y de una evaluación crítica de las posturas enfrentadas, desmenuzando argumento porargumento, destacando fortalezas y debilidades, y poniendo en entredicho prejuicios y lugares comunes; lavaste información no le impide avanzar propuestas consistentes y originales. Tampoco pretende ocultar la dificultad de encontrar, en casos particularmente dramáticos, soluciones razonables, aceptables por todos. Lo más valioso del libro reside quizás en el hecho de que el autor logra involucrar al lector en un diálogo civilizado sobre temas tan complejos, sin la pretensión de agotar las controversias con soluciones perentorias. A esto ayuda la claridad del lenguaje, siempre riguroso pero accesible a un público amplio. Cabe en fin mencionar el hecho de que esta nueva edición del libro, publicado por primera vez en marzo del 2000, quiere ser un homenaje adicional al profesor Papacchini en el momento en que la Universidad del Valle le entrega un doctorado honoris causa en filosofía, como reconocimiento a la labor de muchos años en investigación y docencia en derechos humanos. Merecen ser en especial destacados el esfuerzo por inaugurar una reflexión relativamente autónoma sobre el tema de los derechos humanos desde la realidad colombiana y latinoamericana, los argumentos morales esgrimidos para deslegitimar la violencia y humanizar el conflicto armado, y la intención emancipadora que inspira una reflexión sistemática en que se integran el rigor de la argumentación racional con una pedagogía moral dirigida a todas las personas involucradas en la violencia y en la guerra. Con su obra el profesor Papacchini ha hecho que la filosofía se torne práctica en el mejor de los sentidos, al enfrentar de manera sistemática problemas concretos y vitales de nuestra realidad. En este sentido su producción intelectual es una prueba más del compromiso intelectual, social y ético de los docentes e investi- gadores de nuestra Universidad con los problemas del medio. Ella muestra que es posible enfrentar espinosos problemas de bioética o cuestiones relacionadas con el conflicto armado desde una postura responsable, con las únicas herramientas compatibles con el ethos universitario: el poder de la palabra y de la crítica desapasionada, que le apunta al diálogo y a la argumentación racional como valores básicos de convivencia y civilidad.

Oscar Rojas R MD., MPH., Msc.

Exrector

Universidad del Valle

INTRODUCCIÓN

A pesar del reconocimiento siempre más generalizado de los derechos humanos como un código universal de conducta y criterio de legitimación de las instituciones políticas, existen desacuerdos sustanciales acerca de su naturaleza, al igual que acerca de la conformación de la lista de los derechos fundamentales y el alcance de cada uno de ellos. La virulencia de los debates y la distancia siempre mayor entre los partidos enfrentados ponen de manifiesto que el consenso universal al que apelan autores como Bobbio o Rorty para legitimar los derechos humanos y desechar como una cuestión metafísica ya obsoleta el problema relativo a su fundamentación, es una ficción, más que una realidad.

Nada mejor que el derecho a la vida para ilustrar la mordacidad de estos enfrentamientos teóricos, que tienen a su vez serias implicaciones prácticas. Si bien muy pocos ponen en entredicho su status de derecho fundamental, en cuanto condición material de posibilidad de todos los demás, se presentan divergencias radicales a la hora de precisar su valor relativo frente a otros derechos en competencia, o para dirimir cuestiones controvertidas relacionadas con su esfera de aplicación: para algunos pensadores inscritos en la tradición socialdemócrata el derecho a la vida incluye el derecho a los medios de subsistencia y a una vida digna, al tiempo que para los denominados libertarios las exigencias contenidas en él deberían limitarse a cierta seguridad mínima frente a la violencia externa; para muchos autores liberales el derecho a la vida debería incluir la posibilidad para cada cual de disponer libremente de su existencia -hasta el extremo de poder decidir acerca del momento más oportuno para salirse de ella-, una opción duramente cuestionada por quienes creen que la vida es un don de Dios, indisponible para la persona humana; la práctica del aborto desata a su vez enconados debates y auténticas guerras de religión entre los movimientos en defensa de la sacralidad de la vida y quienes privilegian el derecho de la mujer a la autodeterminación en cuestiones reproductivas; para no mencionar los debates recurrentes acerca de la legitimidad de dos instituciones -la pena capital y la guerra- aparentemente incompatibles con el carácter inviolable del derecho a la vida. Cabe anotar que el consenso universal acerca del derecho a la vida consagrado en la Declaración Universal de la ONU no aporta mayores elementos para resolver controversias ligadas con la aplicación concreta de este derecho, la legitimidad del aborto o de la pena capital.

Frente a los múltiples conflictos acerca del derecho a la vida, creo que la única alternativa es el recurso a la argumentación racional o razonable acerca del sentido, la razón de ser y la justificación moral de este derecho. En trabajos anteriores he intentado esbozar un modelo de fundamentación que comparte con Kant y los neokantianos la importancia atribuida a este valor, pero difiere en cuanto a su justificación. La dinámica del reconocimiento permite, a mi juicio, una explicación razonable de la obligación de respetar la humanidad del otro, sin necesidad de apelar a un imperativo categórico ahistórico, asumido como un simple «hecho de la razón»: la progresiva toma de conciencia de los caminos sin salida y de las contradicciones en que se pierde una voluntad unilateral de dominación, constituye una estrategia más apropiada para sustentar el imperativo de la no-violencia y el respeto por la vida y la libertad.

Lo que me propongo en el libro es enfrentar, desde la perspectiva de este modelo de fundamentación, las controversias y debates antes mencionados acerca del sentido y alcance del derecho a la vida y a los medios para una vida digna, y contrastar los resultados con enfoques teóricos distintos, en especial el utilitarista y el iusnaturalista. En el texto adquiere especial relevancia la vertiente moral, puesto que las cuestiones controvertidas acerca del derecho a la vida se entrecruzan con problemas clásicos de ética aplicada, objeto en la actualidad de un renovado interés gracias al desarrollo de la bioética. El libro constituye, además, una pequeña contribución a una tarea con la que están comprometidos en la actualidad muchos investigadores europeos y americanos: desarrollar un estudio monográfico, en profundidad, de cada uno de los derechos fundamentales, como complemento indispensable de una teoría general de los derechos. Espero también que este trabajo investigativo pueda ser de alguna utilidad para arrojar nueva luz acerca de muchos conflictos en el terreno ético, jurídico y político con los que nos enfrentamos a diario en nuestra experiencia cotidiana.

De manera más específica, en el primer capítulo me centro en los debates generales acerca del sentido y alcance del derecho a la vida, y acerca de los rasgos peculiares que lo caracterizan. La tesis que pretendo sustentar es que la vida es un derecho humano de verdad, como condición de posibilidad para el desarrollo de cualquier proyecto de felicidad o libertad; y que se trata de un derecho con rasgos peculiares frente a los demás, puesto que se define como imprescriptible e inviolable, pero no inalienable. En el segundo capítulo, dedicado al debate sobre la eutanasia, ensayo una definición novedosa de esta práctica humana, al tiempo que analizo cada una sus modalidades específicas a la luz de los principios de dignidad-autonomía, asumidos como horizonte ético de la investigación. El resultado es una condena tajante de toda clase de eutanasia involuntaria y no-voluntaria, y la aceptación de algunas formas de eutanasia voluntaria en interés del paciente, que considero compatibles con una concepción integral del derecho a la vida. En el tercer capítulo enfrento el delicado tema de la relación conflictiva, en el caso del aborto, entre un eventual derecho a la vida del feto y el derecho de la mujer a la autodeterminación en cuestiones reproductivas, y esbozo una propuesta para legitimar un espacio de libertad de la mujer sin poner en entredicho el carácter inviolable del derecho a la vida. Dedico, en fin, los capítulos IV y V al problema de la guerra y de la pena capital, dos instituciones aparentemente inconciliables con el carácter inviolable del derecho a la vida: tomo partido en contra de la pena capital, a mi juicio incompatible con el valor inherente de todo ser humano -sin importar su condición o actuaciones- y con la toma en serio del derecho a la vida; y en el caso de la guerra justifico en condiciones excepcionales el recurso a las armas como extrema ratio -una vez agotados los demás medios disponibles- para defender de manera eficaz la dignidad, la autonomía y el derecho a la vida.

Confío en que los resultados de la investigación consignados en el libro contribuyan a enriquecer el debate sobre cuestiones actuales de ética pública relacionados con la vida y la muerte, que nos atañen a todos de manera directa, como investigadores y como seres humanos. A lo largo del trabajo sobre el derecho a la vida he tenido que enfrentar constantemente esa realidad algo misteriosa, enigmática e inquietante que es la muerte, fuente de angustia pero al mismo tiempo esperanza de liberación, una amenaza siempre al acecho para la vida, pero también condición de posibilidad para una vida con sentido. Quizás no es mucho lo que he logrado aclarar en cuanto a una mejor comprensión de este fenómeno; la reflexión sobre estos tópicos ha sido de todas formas una experiencia humanamente enriquecedora. Se me ha hecho sobre todo evidente que no es necesario intentar negar o desconocer la muerte para vencer el miedo hacia ella y que, por el contrario, la aceptación más serena de nuestra condición ontológica de seres finitos puede contribuir a apreciar y valorar más la vida misma.

Quiero expresar un especial agradecimiento a la Universidad del Valle y a Colciencias, las dos instituciones que han hecho posible -con la financiación y con la asignación de tiempo- la realización exitosa de este proyecto de investigación. Un agradecimiento a mis colegas del Departamento de Filosofía de la Universidad del Valle, por su respaldo, y a los del grupo Praxis por sus sugerencias, aportes y críticas. Expreso por igual mis agradecimientos a los estudiantes del Plan de estudios de filosofía y de la Maestría en filosofía, quienes han compartido de manera más directa el proceso de elaboración teórica de las tesis aquí expuestas. Quiero finalmente agradecer la colaboración de algunos colegas españoles de la Universidad Carlos III de Madrid, de la Universidad de Zaragoza y de la Universidad de Barcelona, en especial a los profesores E. Fernández, García, M. Calvo García y M. Martínez Martín, por su amable colaboración y por haberme facilitado el acceso al material bibliográfico de sus respectivas universidades.