Una Iglesia Saludable: Nueve Características

Conociendo el estado de salud de su Iglesia

Mark Dever

Primera Edición, impresa en México, 2008
Segunda Edición, impresa en Colombia, 2015

Publicado por:
Publicaciones Faro de Gracia
P.O. Box 1043 Graham, NC 27253 www.farodegracia.org
ISBN 978-1-629461-09-0

Una Iglesia Saludable: Nueve Características
9 Marks of a Healthy Church
Copyright © 2004 por Mark Dever
Publicado por Crossway Books
una división de Good New Publishers
Wheaton, Illinois 60187, USA

Esta edición al español fue publicada por contrato con Good News Publishers.
Todos los Derechos Reservados

© 2008 Traducción al español por Publicaciones Faro de Gracia.
Todos los Derechos Reservados.Traducido por Miguel González

Ninguna parte de este libro puede ser reproducida, por ningún medio, sin el consentimiento escrito de la casa publicadora, excepto por citas breves usadas para revisión en una revista o periódico.

Diseño de la Portada por Jeremy Bennett, www.kalosgrafx.com
Diseño editorial por Julio Armando González, Tsur y Asociados S.A. de C.V.

Las citas bíblicas son tomadas de la Versión Reina-Valera 1960
© 1960 Sociedades Bíblicas en América Latina. © renovada 1988, Sociedades Bíblicas Unidas.
Utilizado con permiso.

PRÓLOGO

Para un joven pastor luchando con preguntas acerca de que significa ser una iglesia exitosa, este libro es una dádiva de Dios. Tengo casi treinta años y veo a muchos cristianos de mi edad, tanto pastores como laicos, esforzándose por comprender el plan y propósito de Dios para la iglesia local. ¿Cómo se supone que debe actuar la iglesia? ¿Qué significa para una iglesia ser fiel? ¿Y cómo puede decir si está o no teniendo éxito?

Hoy, los modelos a seguir más comunes son los Jack Welches de la cristiandad [1]. Estos pastores de iglesias gigantes, quienes tienen mucho poder y éxito para crear grandes congregaciones, los ha hecho codiciadas fuentes de consejo. He leído algunos de sus libros. He ido a algunas de sus conferencias y escuchado sus consejos sobre cómo una iglesia puede crecer y sobresalir. He aprendido unas cuantas cosas. Y el celo evangelístico y la pasión por la excelencia que exhiben muchos de esos pastores y sus iglesias, me ha inspirado.

Pero siempre me quedo con preguntas y con reservas muy profundas acerca del rumbo que han tomado, y que me animan a seguir. Todo su consejo y metodología parece que se basa en la creencia: “entre más grande, mejor.” Si existe una multitud, entonces lo que está haciendo está funcionando. El hecho de que mucha gente esté asistiendo es la prueba de que lo que ellos hacen es correcto y que están siendo bendecidos por Dios. Es difícil ir en contra de grandes números. Al enfrentarse a la asistencia de decenas de miles de personas, de megacomplejos de edificios, y de presupuestos más grandes que los que tienen algunos países pequeños, no es fácil dudar que esta creencia es realmente buena. La evidencia parece gritar: “¡Por supuesto que es una buena forma de pensar!”. “¡Mira que GRANDE es todo esto!”

¿Pero es el tamaño la medida del éxito? Todos sabemos que la respuesta correcta es no, pero yo me pregunto cuantos de nosotros realmente creemos esto en lo más profundo de nuestro ser o cuántos de nosotros sabemos qué criterios utilizar para medir el éxito de una iglesia.

El hecho de que algo en el título y descripción de este libro le haya atraído lo suficiente para abrirlo y empezar a leerlo, me hace pensar que posiblemente usted se está haciendo las mismas preguntas que yo. Quizás esté inquieto por la superficialidad de la iglesia moderna. Tal vez está buscando otra forma para medir la verdadera salud de su iglesia. Pero tanto, si usted es un pastor buscando un plan para construir su iglesia o simplemente un cristiano preguntándose que es lo que mas importa en la iglesia, yo creo que este libro puede ayudarle.

Mark Dever ama la iglesia local y pastorea una iglesia saludable y en crecimiento en Washington, D.C. El no tiene nada en contra de las iglesias grandes y tiene una pasión intensa cuando se trata de evangelizar y alcanzar a los perdidos. Pero él no está enamorado del tamaño y crecimiento de la iglesia. A el le importa más que Dios sea glorificado. Quiere ver a la iglesia presentando el Evangelio con fidelidad, no reflejando la cultura de nuestro tiempo. Su estudio de la Palabra de Dios, conocimiento de la historia de la iglesia y pensamiento intuitivo sobre la iglesia, lo hacen una fuente valiosa de sabiduría.

Quédese en casa la próxima vez que haya una conferencia deslumbrante de “cómo hacer crecer a la iglesia,” y lea este libro en su lugar. Mark no está preocupado en ser la nueva moda o tendencia a seguir. El quiere ser leal a la Palabra de Dios y está valientemente comprometido con el Evangelio. Y son precisamente estas cualidades que la iglesia de hoy necesita tan desesperadamente. En este libro, Mark nos muestra a través de las Escrituras, las características de una iglesia saludable. Nos ayuda a ver el pasado y lo irrelevante de los números, estadísticas y la última metodología. Nos guía a las antiguas sendas para la iglesia local y al simple y bello plan de Dios que cambia al mundo.

Mark Dever es un pastor y amigo a quien respeto profundamente. Puede usted confiar en el consejo que da en estas páginas.

Joshua Harris
Pastor titular de la Iglesia del Pacto de Vida
en Gaithersburg, Maryland.


1. Citado en los Trabajos Completos de Richard Sibbes, D.D., ed. Alexander Balloch Grosart (Edinburgh: J. Nichol, 1862–1864). David Wells, Dios en el Yermo (Grand Rapids, Mich.: Eerdmans, 1994), 213.

PREFACIO DE LA NUEVA EDICIÓN EXPANDIDA

DIEZ AÑOS EN OPERACIÓN

Mientras escribo este prefacio a la nueva edición expandida de Una Iglesia Saludable: Nueve Características, también estoy por celebrar 10 años pastoreando la misma iglesia. A algunos de los que lean esta afirmacion, les parecerá como una eternidad; a otros, como si apenas hubiera empezado. Para ser honesto, se siente de las dos formas.

Confieso que pastorear una iglesia, a veces es un trabajo difícil. Han llegado momentos cuando mis lágrimas no han sido de alegría, sino de frustración, tristeza, o aún algo peor. A menudo los miembros de la iglesia que han requirido mas atención y han estado más activos, por alguna razón se van; también a menudo son los que más han hablado mientras se iban. Y algunas veces, sus pláticas no han sido ni edificantes ni alentadoras. Estas personas han pensado muy poco en la manera en que sus acciones afectan a otros como al pastor, la familia del pastor, aquellos que los han amado y han trabajado con ellos, adolescentes cristianos quienes están confundidos y otros a quienes ellos han hablado indebidamente.

Hay cosas para las que trabajo y otras para las que no lo hago. También hay cosas por las que me preocupo y nadie más lo hace. Algunas expectativas no se cumplen y ocasionalmente, aún las tragedias llegan por sorpresa. Es natural que las ovejas se descarríen y que los lobos se las coman. Creo que si no puedo manejar las cosas, debería simplemente desistir de pastorear.

¡Pero la mayor parte de mi trabajo es, para ser honesto, muy gratificante! Agradezco a Dios por las muchas veces en las que he derramado lágrimas de alegría. Por la gracia de Dios, el número de gente que ha dejado la congregación ha sido eclipsado por el número que se ha ido con lágrimas de gratitud y por aquellos que se agregan a nuestra iglesia. Hemos tenido crecimiento en nuestra congregación que no ha sido espectacular, pero que me asombra cuando me detengo y miro hacia atrás. He visto hombres jóvenes que se han convertido y luego con el tiempo llegan a servir en algun ministerio.

Recuerdo dos amigos míos que no eran cristianos, y con quienes estudié el evangelio de Marcos. Por la gracia de Dios, vi a los dos llegar a conocer al Señor y ahora son parte de nuestro equipo pastoral y los escucho predicar el evangelio a otros. Mis ojos se humedecen mientras escribo estas palabras.

La Iglesia que pastoreo ha prosperado como unidad. Se nota muy claramente que está saludable. Las tensiones en las relaciones personales se tratan de manera piadosa. Una cultura de discipulado parece haber echado raíces. La gente va de aquí al seminario, o van a su trabajo como hombres de negocios o arquitectos con mayor determinación a ser fieles, tanto en su trabajo como en su responsabilidad de evangelizar. Hemos visto a muchas parejas unirse en matrimonio y ahora nuestra iglesia tiene muchas familias jóvenes. Y tambien hemos visto políticos instruidos en sus visiones de grandeza, a quienes cristianos de diferentes niveles sociales y economicos, han ayudado a comprender el evangelio.

El dolor ha sido excedido por la alegría. La gracia de Dios hacia nosotros solamente parece incrementarse con cada alma que se encuentra con Cristo.

Mientras la Palabra de Dios ha sido enseñada, el gusto de la congregación por la buena enseñanza ha aumentado. Un sentido latente de expectación se ha desarrollado en la congregación. Hay emoción mientras los servicios se llevan a cabo. Los santos de más edad son cuidados durante sus días difíciles.

El cumpleaños de un hombre de 96 anos que se llama Juan, quien es muy querido en la iglesia, fue celebrado por un grupo de personas mucho más joven que él. ¡Lo llevaron a McDonald ́s (su restaurante favorito)! Matrimonios heridos han sido ayudados y personas desahuciadas han encontrado la sanidad de Dios. Los jóvenes han llegado a apreciar himnos clásicos de la fe, y la gente grande también ha aprendido a apreciar el canto vigoroso de muchos coros mas recientes. Se han dado incontables horas de servicio amoroso para la edificación de otros. Se ha orado y celebrado por decisiones valientes para hacer la voluntad de Dios. Nuevas amistades han sido hechas cada día. Los varones jóvenes que pasaron un tiempo con nosotros ahora están pastoreando congregaciones en Kentucky, Michigan, Connecticut e Illinois. Otros están orando para ir a Iowa y Hawaii. Las ofrendas para las misiones han crecido de unos cuantos dólares al año a miles de dólares. Nuestra compasión por los perdidos ha crecido. Y podría continuar. Dios obviamente ha sido bueno con nosotros. Hemos conocido lo que es ser una iglesia saludable.

MI CAMBIO SORPRENDENTE

No tenía intenciones de todo esto cuando comence a trabajar en mi iglesia. No vine con un nuevo plan o programa. Vine comprometido a dedicar todo mi ser a conocer, creer, y enseñar la Palabra de Dios. He visto la ruina de miembros de la iglesia que realmente no conocen a Cristo y he estado muy preocupado por ellos, pero no habia tenído una estrategia cuidadosamente calculada para tratar con el problema. En la providencia de Dios, he terminado un doctorado enfocándome en un puritano llamado Richard Sibbes, cuyos escritos acerca del individuo cristiano aprecio mucho, pero cuyas concesiones en la iglesia fueron, para mi, cada vez más imprudentes.

Las iglesias con tendencias legalistas causan algunos problemas para los cristianos más saludables; pero son pruebas crueles para el crecimiento de los cristianos más jóvenes y débiles. Este tipo de iglesias oran por aquellos que no entienden bien las Escrituras, pero llevan por mal camino a los niños espirituales. Además, estas iglesias parecen negar las pocas esperanzas que los inconversos tienen de que puede haber otra forma de vivir. Las malas iglesias son fuerzas anti-misioneras terriblemente efectivas. Lamento profundamente el pecado en mi propia vida, y también lamento el aumento del pecado congregacional en la vida de tantas iglesias. Hacen que Jesús parezca un mentiroso cuando el prometió “vida en abundancia” (Juan 10:10).

Esto llegó a ser más central para mi vida cuando en 1994, me convertí en pastor titular de la congregación en la que ahora sirvo. La responsabilidad pesaba mucho sobre en mis hombros. Textos tales como Santiago 3:1 (“recibiremos mayor condenación”) y Hebreos 13:17 (“quienes han de dar cuenta”) parecían cada vez más grandes en mi mente. Las circunstancias conspiraron para enfatizarme la gran importancia que Dios le ha dado a la iglesia local. Pienso en una declaración de John Brown, quien en una carta paternal a uno de sus pupilos que habia sido recientemente ordenado para servir a una congregación pequena, escribió:

Conozco la vanidad de tu corazón y se que te sentirás mortificado porque tu congregación es demasiado pequeña en comparación con aquellas de tus hermanos alrededor; pero confórtate a ti mismo con la palabra de un viejo hombre, de que cuando vengas a rendir cuenta de ellos al Señor Jesucristo, en su trono de juicio, pensarás que tu congregacion fue suficientemente grande. [1]

Mientras miraba la congregación de la que estaba a cargo, sentía la gran responsabilidad ante Dios. Pero fue finalmente a través de los sermones de predicación expositiva (estudiando seriamente libro tras otro, pasaje por pasaje) que todas las enseñanzas en la iglesia llegaron a ser esenciales para mí. Empezó a parecer una farsa, el que pretendiéramos ser cristianos pero sin amarnos unos a otros. Vinieron todos juntos, sermones de Juan y 1 Juan, los estudios bíblicos del libro de Santiago todos los miércoles por la noche durante tres años y las conversaciones acerca de la membresía y de los compromisos de la iglesia.

Los pasajes que dicen “los demás” y “unos a otros” empezaron a cobrar vida y a encarnar las verdades teológicas que había conocido acerca del cuidado de Dios para con su Iglesia. Mientras predicaba Efesios 2 y 3 de principio a fin, llegó a ser claro para mí que la iglesia es el centro del plan de Dios para mostrar Su sabiduría a los seres humanos y celestiales. Cuando Pablo habló a los ancianos de Efeso, se refirió a la iglesia como algo que Dios había “ganado por su propia sangre” (Hechos 20:28). Y por supuesto, en el camino a Damasco, cuando Saulo iba persiguiendo cristianos, el Cristo resucitado no le preguntó a Saulo porque perseguía a los cristianos o a la iglesia; más bien, Cristo se identificaba a tal grado con la iglesia que la pregunta acusadora que Él hizo a Saulo fue, “porqué me persigues?” (Hechos 9:4). Dios ha determinado claramente que la iglesia es una de las bases más importantes para llevar a cabo su plan eterno.

He llegado a ver que el amor es mayormente demostrado en la iglesia. Y la congregación local es el lugar que dice mostrar su amor para que todo el mundo lo vea. Así enseñó Jesús a sus discípulos en Juan 13.34-35: “Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros. En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros.” He visto amigos y familiares separarse de Cristo porque ellos perciben que esta o aquella iglesia local ha sido un lugar terrible. Y por otro lado, he visto amigos y familiares venir a Cristo porque han visto en la gente cristiana exactamente el amor que Jesús enseñó y vivió. Ellos han visto un amor del uno para con el otro y ese es el tipo de amor sacrificado que Jesus mostró. Estos amigos y familiares han sentido una atracción natural a este tipo de amor. Así que la congregación, que es el pueblo de Dios y que es como la caja de resonancia de la Palabra, ha llegado a ser más fundamental en mi forma de pensar acerca del evangelismo y también en mi forma de pensar acerca de cómo debemos orar y planear para evangelizar. La iglesia local es la herramienta de Dios para la evangelización.

La iglesia local es el programa de evangelización de Dios. Durante los últimos 10 años, la congregación también ha llegado a ser más importante comprender cómo podemos discernir la conversión verdadera en otros y de cómo debemos asegurarla en nosotros mismos. Recuerdo como fui impactado cuando preparaba un sermón acerca de 1 Juan 4.20-21: “Si alguno dice: Yo amo a Dios, y aborrece a su hermano, es mentiroso. Pues el que no ama a su hermano a quien ha visto, ¿cómo puede amar a Dios a quien no ha visto? Y nosotros tenemos este mandamiento de él: El que ama a Dios, ame también a su hermano.” Santiago 1 y 2 llevan el mismo mensaje. Este amor no es opcional.

Más recientemente, el considerar la importancia de la congregación ha traído a mi mente un nuevo respeto por la disciplina de la congregación local, tanto formativa como correctiva. Hemos tenido algunos casos dolorosos, y algunas recuperaciones maravillosas y claramente todos nosotros somos aún “obras en desarrollo.” Pero ha llegado a ser tan claro como el agua, que si nosotros vamos a depender el uno del otro en nuestras congregaciones, la disciplina debe ser parte del discipulado. Y si va a ser la clase de disciplina que vemos en el Nuevo Testamento, debemos conocerla y hacérsela saber a otros y tambien debemos estar comprometidos el uno con el otro.

También debemos depositar algo de confianza en nuestras autoridades Biblicas. Todos los aspectos prácticos que tienen que ver con depositar confianza en las autoridades establecidas para en el matrimonio, el hogar y la iglesia, están forjadas en un nivel personal. Malentender estos asuntos y llegar a un disgusto y resentimiento contra la autoridad, es muy parecido a lo que causo la caída de Adan y Eva. Por el contrario, comprender estos asuntos, parece estar muy cerca de la raiz del trabajo de gracia que Dios hizo para restablecer su relación con nosotros, una relación que es al mismo tiempo de autoridad y de amor. He llegado a ver que la relación de las figuras de autoridad en la iglesia con su congregación es fundamental para el discipulado individual. Esta es la forma en la que imitamos a Jesús.

He entendido mejor todo lo anterior ahora que pertenezco a este tipo de iglesia. Pienso que estoy viendo algo de la salud que Dios intenta que experimentemos en nuestra congregación.

PARA QUE NO ES ESTE LIBRO

Debo decir algunas otras palabras acerca de lo que este libro no es. Permítame decepcioonarlo un poco. Este libro deja afuera muchas cosas. Muchos aspectos de nuestros temas favoritos no pueden ser cubiertos. Re-leyendo este libro ahora, después de algunos años en los que otros lo han leído, estoy aún más consciente de lo mucho que no he dicho en este libro. Algunos amigos me han preguntado, “¿qué hay acerca de la oración?” ó “¿Dónde está la adoración?” John Piper me preguntó “¿Mark, por qué no se habla de misiones en este libro?” Realmente no me gusta decepcionar a los amigos que se han tomado el tiempo para leerlo. ¡Y ciertamente no me gusta decepcionar a John Piper! Pero este libro no es un estudio de eclesiología exhaustivo. Estos amigos nos han dado buenas ideas para “más características” que podríamos agregar. Y una segunda edición podría ser justo el momento para hacerlo.

Pero hemos decidido no hacerlo. Sigo pensando que los errores comunes en estos nueve asuntos en particular, son responsables de mucho de lo que sale mal en nuestras iglesias. A mí simplemente me parece correcto el continuar intentando enfocar la atención de los cristianos en estos nueve asuntos en particular. Las misiones, la oración perseverante y la adoración enfocada en la grandeza de Dios serían mejor alentadas, creo yo, al enfocarnos más en estos nueve asuntos básicos. Nadie va a creer en la necesidad de abrir mas misiones, si no son enseñados acerca de su necesidad personal de conocer mas la Palabra de Dios. Nadie va a irse de misionero si no tiene una comprensión del gran plan de Dios para redimir a la gente a través de Él mismo. Y nadie evangelizará bien si no entienden el Evangelio ellos mismos.

Si la gente empieza a pensar más cuidadosamente acerca de la conversión, esto afectará sus oraciones. Si somos más bíblicos en nuestras prácticas de evangelismo, nos encontraremos a nosotros mismos dedicando mas tiempo a la oracion por los que no son cristianos, y entenderemos mejor porque debemos orar para que la gente sea convertida. Si llegamos a comprender más acerca de la membresía bíblica de la iglesia, hallaremos que los momentos de oración en forma congregacional serán más importantes, mejor atendidos, más fortificantes para nuestra fe, más desafiantes y por lo tanto, reorganizaremos nuestras prioridades en los servicios de adoracion.

Si empezamos a preocuparnos mas por los objetivos de la disciplina en la iglesia, nuestros momentos de adoración congregacional serán infundidos con un sentido de temor a Dios y apreciación por su gracia y amor. A la vez, nos encontraremos en iglesias que estén cada vez más caracterizadas por el discipulado y por miembros que crecen espiritualmente. Si trabajamos para ser guiados por líderes que satisfagan los requisitos de la Biblia, encontraremos alegría y confianza al crecer con estos lideres, seremos más libres y vivificados cuando tengamos que impartir disciplina, y nuestra obediencia será más consistente.

Este libro no es un inventario completo de cada característica para tener la salud total en la iglesia. La intención de este libro es ser una lista de las características cruciales que conducirán a tan compleja experiencia.

UNA IGLESIA QUE MIRA HACIA AFUERA

Si yo tuviera que agregar una caracteristica más a lo que usted está a punto de leer, no serían misiones, oración o adoración, pero tocaría en todos estos puntos. Pienso que agregaría que nosotros deseamos que nuestras congregaciones miren hacia afuera de la iglesia. Tenemos que estar enfocados en lo de arriba, centrados en Dios. Pero se supone que también debemos reflejar el amor de Dios mientras miramos a otra gente y otras congregaciones.

Esto se puede mostrar en muchas formas. Deseo que nuestra congregación se integre mejor, que nuestra visión para las misiones en el mundo se desarrolle mas y nuestros esfuerzos en el evangelismo alrededor nuestro se redoblen. Si tenemos un compromiso para ayudar a evangelizar a la gente que no haya sido alcanzada en el mundo, ¿por qué no hemos hecho un mejor trabajo al intentar alcanzar gente en nuestra área metropolitana? ¿Por qué nuestras misiones y evangelismo no están mejor integrados?

Cada domingo por la mañana, oramos por la extension del evangelio en otras tierras y a través de las congregaciones locales. Ahora estamos animando a algunos miembros de nuestro personal para que nos ayuden a plantar otras iglesias. Como iglesia, ayudamos a patrocinar “9 Marks Ministries (Ministerios 9 Caracteristicas),” y a través de este ministerio trabajamos y beneficiamos a muchas otras iglesias. Tenemos un programa llamado “fines de semana de entrenamiento,” en el que invitamos pastores, ancianos gobernantes, seminaristas y otros líderes de iglesias locales, a observar y aprender la forma de trabajar de la iglesia que tengo el privilegio de pastorear. Tenemos un programa de internados para aquellos que se preparan para el pastorado. Tenemos un plan de estudio que nosotros preparamos y tambien damos pláticas. Todo esto es para la edificación de otras congregaciones. Como pastor, estoy convencido de que, bajo el liderazgo de Dios, la iglesia local es responsable de educar la generación de líderes del mañana. Ningún colegio, curso o seminario Bíblico pueden hacer esto. Y tal educación de nuevos líderes, aquí y en el extranjero, debería ser uno de los objetivos de nuestra iglesia.

Mirando hacia atrás, estoy animado porque he visto a Dios trabajar aquí y en tantas otras congregaciones. Unidos a esta vida como congregación, he visto una iglesia creciente, alegre y saludable que glorifica a Dios.

Algunas personas piensan que esta imagen de una “iglesia saludable” no es buena. Pueden pensar que está muy centrada en el hombre, o que es demasiado terapéutica. Pero he considerado esto y me parece que la imagen de una iglesia saludable es realmente una forma muy buena de expresar sanidad, integridad, corrección y justicia.

Jesús habló de la salud de nuestros cuerpos como una imagen de nuestro estado espiritual (ver Mateo 6:22-23 [Lucas 11:33- 34]; cf. 7:17-18). Él dijo que, “Los sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos” (Mateo 9:12 [Marcos 2:17; Lucas 5:31]). Jesús sano los cuerpos de las personas enfermas para enfatizar la sanidad que Él ofrecía a sus almas (ver Mateo 12:13; 14:35-36; 15:31; Marcos 5:34; Lucas 7:9-10; 15:27; Juan 7:23). Los discípulos en Hechos continuaron con el mismo ministerio que exaltaba a Cristo al dar salud. (Hechos 3:16; 4:10). Pablo usó la imagen de la iglesia como el propio cuerpo de Cristo, y él describió su prosperidad en imágenes orgánicas como el crecimiento y la salud. Por ejemplo, Pablo escribió que “Sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es Cristo, de quien todo el cuerpo, bien concertado y unido entre sí por todas las coyunturas que se ayudan mutuamente, según la actividad propia de cada miembro, recibe su crecimiento para ir edificándose en amor” (Efesios 4:15-16). Pablo describió la doctrina correcta en Tito 2:1 como doctrina “sana” o “saludable.” Juan saludaba a sus hermanos cristianos, diciéndoles, “Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma.” (3 Juan 2).

Nada de esto quiere decir que nosotros creemos que la voluntad de Dios es que Sus hijos siempre experimenten buena salud física en esta vida, simplemente quiere decir que la salud es una imagen natural con la que Dios mismo ha descrito lo que es justo y correcto.

Como dije anteriormente, algunos cristianos preocupados por una cultura terapéutica equivocada, evitan utilizar tales imágenes. Pero el abuso del lenguaje no debe desacreditar su uso apropiado. Y con este entendimiento de la salud, -y su conexión con la vida y prosperidad, las normas objetivas de lo que es bueno y correcto que se presumen en él, el gozo envuelto en él y el cuidado que se debe tomar acerca de él– podemos ver fácilmente la sabiduría en nuestro deseo de buscar la salud espiritual en nuestras propias almas, y trabajar por iglesias sanas. Este libro fue escrito con esta finalidad. Y es para este fin que oro, para que Dios lo use en sus vidas y en la vida de sus iglesia.

Mark Dever
Washington, D.C.
Junio, 2004


1.Ver APÉNDICE 2, “Los Noventas Numéricos,” ver lo que un número de autores han sugerido lo que deberíamos hacer acerca de los problemas en la iglesia local