Álbum de familia
Conversaciones sobre identidad y cultura en Venezuela
MICHELLE ROCHE RODRÍGUEZ
@michiroche

Quién sabe si al campamento le sucedió lo que suele ocurrirle a los campamentos: se transformó en un hotel. Ésa es la mejor definición de progreso que hemos tenido: convertirnos en un gigantesco hotel donde apenas somos huéspedes. El Estado venezolano actúa generalmente como una gerencia hotelera en permanente fracaso a la hora de garantizar el confort de sus huéspedes. Vivir, es decir, asumir la vida, pretender que mis acciones se traducen en algo, moverme en un tiempo histórico hacia un objetivo, es algo que choca con el reglamento del hotel, puesto que cuando me alojo en un hotel no pretendo transformar sus instalaciones, ni mejorarlas, ni adaptarlas a mis deseos. Simplemente las uso.

José Ignacio Cabrujas, 1987

Detalles de la cultura nacional

La cultura es esencial a la Revolución Bolivariana. Ningún gobierno de la era electoral venezolana había puesto antes tanta atención al tema, no solo desde el punto de vista formal sino desde el semántico, pues no solo desarrolló un enorme aparato institucional para el área, sino que reformuló algunos símbolos que habían sido, al menos desde 1958, imágenes de la identidad nacional.

El tema formó parte de la discusión social desde que en 1999 comenzaron las propuestas para la redacción de la nueva Carta Magna prometida por la campaña presidencial de Hugo Chávez durante el año anterior. Fue bajo la gestión del abogado Alejandro Armas como presidente del Consejo Nacional de la Cultura que se incluyeron en la Constitución cuatro artículos (98, 99, 100 y 101) en los que se especifican las condiciones regulares de la materia: se protegen la libertad de creación, la propiedad intelectual, la autonomía de la administración y el patrimonio cultural, además del legado de las culturas populares. Esto es más de lo propuesto por la Constitución antecesora, de 1961, en la cual solo los artículos 78, 80 y 83 aludían al tema. En ellos se señalaba el derecho nacional a la educación, cuya finalidad era el fomento de la cultura, y el deber del Estado en este sentido.

En 2001, durante la gestión de Manuel Espinoza en el Conac, ocurrió la llamada Revolución Cultural, cuando el presidente Chávez, por televisión, anunció a las autoridades de trece instituciones del área la remoción de sus cargos. S­obrevino la intensa reestructuración del aparato cultural y comenzaron las discusiones para una Ley Orgánica, necesaria para hacer operativos los cuatro artículos constitucionales. Pero no llegaron a nada. Hoy, más de una década después, todavía no se concreta un marco legal para el sector.

Cuando en 2005 se creó el Ministerio del Poder Popular para la Cultura, Francisco Sesto Novás tenía dos años como director del Conac y viceministro, cargo adscrito al Ministerio de Educación, Cultura y Deporte. Debido a las circunstancias, su gestión implicó una reestructuración incluso más profunda que las anteriores. Los cambios privilegiaron la centralización de las actividades culturales a través del nuevo ministerio, restándole autonomía a las instituciones tradicionales, como por ejemplo los museos, la Biblioteca Pública o Monte Ávila Editores. El proceso se concretó a través de la instauración de las cinco plataformas en las que pasó a organizarse todo el sector: la del Cine y Medios Audiovisuales; la de Pensamiento, Patrimonio y Memoria; la de Artes Escénicas, Musicales y Diversidad Cultural; la de la Imagen y el Espacio y la Plataforma del Libro y la Lectura. A esto se le sumó la creación de nuevos organismos, como la editorial El Perro y la Rana, para realizar publicaciones masivas de bajo costo, y una productora del Estado venezolano, la Villa del Cine.

Sesto Novás ha sido el ministro de Cultura con más años de gestión, pues luego de que finalizara su período en 2008, volvió en 2009, después de que Héctor Soto estuviera en el cargo apenas un año. El titular del despacho ahora es Pedro C­alzadilla, cuya visión de la cultura nacional puede leerse en una de las entrevistas que constituyen este texto.

En cuanto a los contenidos simbólicos, la influencia de la Revolución Bolivariana y su relación con la identidad nacional ha sido más radical. En casi tres lustros, el bolivarianismo ha intentado reescribir las principales representaciones de la nación venezolana. En 2006, incluyó una estrella en la bandera (en representación de la provincia de Guayana) y cambió hacia la izquierda la dirección en la que corre el caballo del escudo nacional. Cuatro años después trasladó los documentos de Simón Bolívar y Francisco de Miranda al Archivo General de la Nación y, luego, decretó la exhumación del cadáver del llamado Padre de la Patria. La Revolución Bolivariana llegó al extremo de cambiarle el espacio y el tiempo a los venezolanos: en 1999, la nueva Constitución rebautizó a la república poniéndole el apellido «Bolivariana» y en 2007 añadió 30 minutos al huso horario -4:00 GMT.

Álbum de familia se escribió entre 2011 y 2012 bajo la sombra de un diagnóstico fatal pesando sobre la salud del presidente Chávez y durante la contienda electoral que enfrentó por la Presidencia de la República a los polos que han protagonizado la escena política durante más de catorce años y de la que resultó ganador, una vez más, el oficialismo. Pero el año 2012 también marca una década desde la marcha del 11 de abril y el breve golpe de Estado del día siguiente, acontecimientos que no solo radicalizaron la Revolución Bolivariana y dividieron al país entre sus seguidores y detractores, sino que arrojaron un saldo de emigrantes como nunca antes se había registrado. Desde abril de 2001 los venezolanos, en el exilio o no, estamos obligados a interrogarnos constantemente sobre nuestro grado de filiación a la nación y sobre nuestra condición de ciudadanos en revolución. Adicionalmente, luego de los resultados de las elecciones del 7 de octubre de 2012 se hace apremiante la búsqueda de concordia entre oficialistas y opositores para que las decisiones políticas del futuro representen, no a una mayoría, sino a los venezolanos. Por eso, las preguntas sobre qué significa ser venezolano, así como también sobre los valores, símbolos y creencias de esta cultura no hacen sino multiplicarse.

La propuesta de este libro es revisar las coincidencias entre las mentalidades que pueblan la ciudad letrada de la República Bolivariana de Venezuela. Si bien en el ámbito intelectual contemporáneo «la ciudad letrada» identifica la vida literaria de las urbes, donde los escritores cuestionan o pactan con los gobiernos, Ángel Rama, quien acuñó la frase, analiza en su libro al respecto el comportamiento de quienes han estado encargados de interpretar las palabras, a partir de sus relaciones con el poder. En el uso que hago de esta expresión, me refiero principalmente al primer sentido, en la esperanza de invocar en la mente del lector la imagen de un grupo de pensadores que leen los signos de su país y pretenden revelarnos sus significados.

Las indagaciones sobre el sentimiento de pertenencia a un Estado-nación como las que propongo en este libro se inscriben dentro de los estudios culturales latinoamericanos, pues no solo la idea de mismidad (parecerse al otro), sino el procedimiento hermenéutico de cuestionarse sobre esto remite al territorio simbólico en el que la sociedad elabora sus representaciones. En otras palabras, tanto las preguntas cuyas respuestas construyen el concepto de identidad como su definición misma pertenecen al ámbito semántico de la cultura, el universo simbólico que determina el sentido de las imágenes que se producen en una población y en el que también se encuentran la tradición y la historia.

La reflexión de la que surge esta serie de entrevistas viene de asumir la historia venezolana en términos dialécticos. Si la democracia bipartidista en la que se alternaban Acción D­emocrática y Copei representó la tesis inicial del sistema democrático y la Revolución Bolivariana evidenció los errores y vacíos de las administraciones anteriores a manera de antítesis, cabría que los intelectuales nacionales comenzaran a preguntarse qué podría proponerse como una síntesis entre las dos visiones de la democracia y las dos propuestas de identidad nacional. Las opiniones contenidas en este libro pretenden enunciar los primeros elementos para responder a esa pregunta.

En las páginas que siguen indagaré sobre qué aspectos de la venezolanidad son aún incluyentes para las diversas posturas políticas. Si la identidad nacional es el relato que engloba a una comunidad: cuáles son las visiones coincidentes entre los seguidores y detractores de la Revolución Bolivariana, cómo describen dichas visiones la mentalidad y las paradojas de los venezolanos y, en relación con estas dos reflexiones, qué temas de la cultura se perciben como más urgentes.

Con estos objetivos en mente, me planteé la indagación acerca de las imágenes de la venezolanidad a través de la convocatoria a quince especialistas, artistas o gestores culturales. Claro que todas las antologías y selecciones son injustas y pueden parecer arbitrarias. Esta no es la excepción. La inclusión de estos nombres responde a mi propia familiaridad con su obra. En los años que he trabajado en la fuente de cultura del periódico El Nacional he leído decenas de publicaciones y sostenido innumerables entrevistas con actores que pretenden entender el impacto de la Revolución Bolivariana en la cultura y en la cotidianidad del venezolano. Aquellos cuyos postulados me han llamado más la atención están en este libro, especialmente quienes trabajan sobre la tradición, las mentalidades, los mitos y los arquetipos que construyen la cultura de los habitantes de Venezuela. Como el ánimo de este libro es conciliatorio y tiene por objeto reunir las visiones de quienes tienen maneras de pensar distintas y posiciones políticas antagónicas, se incluyen también aquellos que hayan expresado su filiación a la Revolución. Igualmente, las páginas que siguen no pretenden ser la autoridad final sobre la identidad del venezolano, sino una invitación a leer los símbolos de la cultura nacional desde distintas perspectivas. Es mi anhelo que estas páginas susciten la curiosidad de otros periodistas o investigadores del tema, animándolos a completarlo, bien sea con el aporte de entrevistas a quienes me faltó incluir o formulando otros enfoques. Además, como un efecto colateral de estas conversaciones, a lo largo de las páginas que siguen, los lectores podrán observar un retrato de la situación de la cultura en Venezuela, a través de las descripciones de algunos de sus protagonistas.

Abre la serie mi conversación con Elías Pino Iturrieta, quien ha dedicado sus obras a entender las mentalidades de sus compa­triotas durante toda la vida republicana del país. Al historiador le sigue Luis Britto García, quien en numerosos ensayos analiza el perfil nacional y, con especial énfasis, los cambios propuestos por la Revolución Bolivariana. También el psicólogo Áxel Capriles, cuyos libros interpretan los arquetipos que pueblan el territorio nacional, está convocado en este volumen.

Carmen Hernández, Javier Vidal, Román Chalbaud y Marcelino Bisbal hablan desde la perspectiva de las áreas culturales a las que se dedican. Hernández es crítica de arte y presenta un panorama no solo de la institucionalidad museística en el país, sino de la discusión sobre la plástica que se lleva a cabo actualmente y cómo eso define a la nación. Vidal, además de ser una de las caras más conocidas de la televisión venezolana, es actor, director de teatro y dramaturgo y se ocupa del estado del teatro nacional y de cómo los contenidos representados sobre las tablas dibujan el perfil del venezolano. Chalbaud es una de las figuras centrales del cine nacional porque fue uno de los fundadores de esta tradición en el país y desde allí conversó conmigo. Bisbal, por su parte, es especialista en el estudio de medios de comunicación y su perspectiva es imprescindible para cualquier estudio de la cultura, porque conoce bien el desarrollo de los medios de comunicación en Venezuela y América Latina, así como la influencia de la globalización en la elaboración de identidades étnicas, regionales o nacionales.

Como el comunicólogo pero desde perspectivas profesionales más amplias, Iraida Vargas, Margarita López Maya y Ana Teresa Torres presentan tres interpretaciones sobre la venezolanidad que no pueden dejarse de lado. Inscrita en visiones de la postcolonialidad y la nueva izquierda, Vargas ha r­ealizado estudios sobre la Revolución Bolivariana que son cruciales para entender sus bases ideológicas. López Maya desentraña los significados posibles y reales del Socialismo del Siglo XXI. Es Torres, sin embargo, la que obtuvo reconocimiento fuera de las fronteras por analizar a Simón Bolívar como tótem de la cultura nacional en La Herencia de la Tribu: Del mito de la Independencia a la Revolución Bolivariana (2009), ensayo finalista del Premio Internacional Debate-Casa de América.

El ministro de la Cultura, Pedro Calzadilla, abre la sección de entrevistas a gestores culturales con los que finaliza el libro. Le suceden las charlas con Antonio López Ortega, Carlos Noguera y Gisela Kozak Rovero, quienes comparten la peculiaridad de ser narradores y dedicarse a la administración cultural o a su estudio. Ortega trabaja en este ámbito para el sector privado y Noguera es presidente de la editorial estatal, Monte Ávila Editores. Kozak Rovero perteneció al equipo de especialistas en el área cultural que asesoró a la Mesa de la Unidad Democrática y al candidato presidencial Henrique Capriles Radonski y desde hace años dicta cátedra en la Universidad Central de Venezuela sobre temas de administración cultural.

El gestor que cierra las entrevistas es el maestro José Antonio Abreu, director del Sistema de Orquestas Infantiles y Juveniles de Venezuela. Su presencia en este libro es más que necesaria, pues él ideó el proyecto artístico más importante del país, no solo por su renombre internacional sino por el impacto social que tiene al emplear la promoción de una actividad artística para rescatar a los niños de los estratos más pobres del país. La entrevista de Abreu es distinta del resto en su estructura, pues ante el éxito de El Sistema como proyecto social y artístico, mi objetivo era proponerlo como ejemplo de un país donde la cultura funcione como un motor social en el que los méritos individuales y grupales permitan la proyección internacional de la identidad nacional, pues ¿quién duda de que una de las imágenes más fuertes de Venezuela en el extranjero en la actualidad es la de una nación de grandes músicos?

Antes de pasar a las conversaciones, son necesarias unas palabras sobre la metodología empleada. En los casos en los que fue posible, se aplicaron dos rondas de preguntas. La primera se trató de un cuestionario general que se podía contestar por correo, con el objeto de que el entrevistado revisara la bibliografía que considerara necesaria. En la segunda, cada uno sería cotejado con sus respuestas, así como con su experiencia personal y profesional. Las preguntas que se repiten a lo largo de estas páginas intentan determinar qué mitos pueblan la psique del venezolano y qué perfil nacional construyen, así como sus necesidades culturales.

En las páginas que siguen, el lector conocerá las opiniones de actores culturales de posiciones políticas contrastantes mientras intentan reconstruir los imaginarios de una nación que parece haber perdido vínculos con su tradición. Quizá, en el ejercicio de escudriñar en las mentalidades que se propone esta serie de entrevistas, aparezca un recuerdo que pueda contribuir a la reconstrucción de la identidad escindida. Si esto ocurre, aunque sea solo en parte, los objetivos de este libro estarán cumplidos.

Michelle Roche Rodríguez
Caracas, 2012

Notas

1. La Fundación Centro Nacional de la Historia se creó el 17 de octubre de 2007 (decreto 5.643, publicado al día siguiente en Gaceta Oficial de la República de Venezuela, número 38.792) y el 27 de mayo de 2008 se publican en Gaceta Oficial (38.939) los nuevos objetivos de la institución adscrita al Ministerio del Poder Popular para la Cultura. Según el texto legal, su objeto es «ejercer la rectoría de las políticas tendentes al desarrollo de las actividades del Estado venezolano, orientadas a la investigación, conservación, preservación y difusión de la historia nacional y de la memoria colectiva del pueblo venezolano».

2. Auguste Comte (1798-1857) fue uno de los representantes más importantes del positivismo francés. Su obra más famosa son los seis volúmenes de Curso de filosofía positivista (1830-1842), donde expone sus ideas sobre esta corriente filosófica e introduce los cimientos de la sociología. Una tesis central de su teoría era la «Ley de los tres estadios», en la que señalaba que las comunidades pasaba por tres estados intelectuales: el teológico, el metafísico y el positivo. Era este último el que Comte consideraba mejor porque los fenómenos sociales podían explicarse por la observación y el entendimiento científico. En: Audi, R. (Ed.). (2005). The Cambridge Dictionary of Philosophy (2.ª ed.). Nueva York: Cambridge University Press.

3. Tras la muerte del general Gómez lo sucedieron los generales Eleazar López Contreras (1935-1941) e Isaías Medina Angarita (1941-1945). Luego de la brutal dictadura de Gómez, ambos generales auspiciaron la legalización de varios partidos políticos. Marcados por la inminencia de los próximos comicios electorales, en el año de 1945 fue intensa la discusión política. López Contreras aspiraba a volver a la presidencia y Medina Angarita había designado ya a un sucesor, Ángel Biaggini, el entonces ministro de Agricultura y Cría. Acción Democrática manifestó que no participaría en las elecciones, por no confiar en la forma de elección de los poderes públicos. «Era antidemocrática en extremo: los varones alfabetos mayores de veintiún años elegían a los concejales y a los diputados regionales (…); los primeros a su vez elegían a los diputados al parlamento, y los segundos a los senadores. Los cuales en cámara plena elegían al Presidente de la República: ¡una elección de tres grados!» En: Caballero, M. (2007). La crisis de la Venezuela contemporánea (1903-1992) (5.ª ed.). Caracas: Editorial Alfa. El golpe al que se refiere Pino Iturrieta es el que dieron un grupo de militares jóvenes, liderados por Marcos Pérez Jiménez, y un grupo de miembros de AD, comandados por Rómulo Betancourt, el 18 de octubre de 1945, y se formó entonces una Junta Revolucionaria de Gobierno en la que siete integrantes de AD compartían el poder con los mayores Carlos Delgado Chalbaud y Mario Vargas.

4. El Discurso de Angostura fue la intervención que realizó Bolívar ante el congreso reunido en esa ciudad del sur de Venezuela. Allí analiza la realidad política de Colombia y Venezuela en el contexto de las guerras de independencia. Debate los principios del centralismo o el federalismo y propone la formación de un cuarto poder público: el moral.

5. Venezuela tuya cuenta con una versión peruana que se dio a conocer luego de la gira que la compañía Rajatabla dio por Latinoamérica para representar la obra de Britto García. La obra escrita (o reescrita) en Perú y representada por el grupo Cuatro Tablas se titula Oye y agrega al texto de Venezuela tuya poemas de Javier Herand y otros autores de su tradición literaria.

6. El enfrentamiento militar sucedido en el actual estado Barinas el 10 de diciembre de 1859 es una batalla central de la Guerra Federal que ganó el bando del general Zamora.

7. Comillas de Britto García.

8. Ídem.

9. Sobre este tema el autor escribe: «La dirigencia urbana de clase media accióndemocratista promueve (…) un carnaval seudofolklórico que sólo cesa cuando el analista motivacional estadounidense Ernst Dichter les recomienda a finales de los años setenta sepultar a Juan Bimba por considerarlo un símbolo arcaico, no adecuado para una dirigencia que se autoproclama moderna y hemisférica». Britto García, L. (2008). Socialismo del tercer milenio. Caracas: Monte Ávila Editores, p. 103.

10. «Tomar el cielo por asalto» es una frase contenida en una carta que Karl Marx escribió a su amigo Ludwig Kugelman, desde Londres, el 12 de abril de 1871. La expresión se refiere a apoderarse de las estructuras de mando de la sociedad burguesa y dárselas al proletariado.

11. En 1960 se publicó en Cuba Canción de gesta, libro del que se editan 25.000 ejemplares y en el que se encuentra el poema titulado «Un demócrata extraño» que dedica a Rómulo Betancourt, presidente de Venezuela entre 1959 y 1964. Dice una estrofa del trabajo: «ojos y oídos hacia Norteamérica/ y para Venezuela sordo y ciego/ pedía a un sastre norteamericano/ sus pantalones y sus pensamientos/ hasta que hablando con la Voz del Amo/ olvidó a Venezuela y a su pueblo». Neruda se quejaba de la represión que se hacía en la época del gobierno del líder adeco a la guerrilla y otro grupos de izquierda.

12. Las comillas son de Britto García.

13. Se refiere a la guerra anglo-española entre los años 1585 y 1604, por medio de la cual la monarquía española comandada por Felipe II intentó, sin éxito, derrocar a Isabel I, que había accedido al trono de la Isla después de la ejecución de María Estuardo, su prima segunda.

14. Es una novela de Edmundo Desnoes, más conocida por la película homónima presentada en 1968 y dirigida por Tomás Gutiérrez Alea, que cuenta las contradicciones de un burgués en la época en la que triunfaba la Revolución Cubana.

15. En la Lengua de la demagogia (2011) analiza las agendas propuestas por los políticos durante la IV República.

16. Capriles considera que el malandro comparte muchos rasgos de carácter con el arquetipo del pícaro heredado de la literatura española. Citando las investigaciones del sacerdote Alejandro Moreno, el psicólogo describe a este personaje como uno en perpetua rebelión contra la autoridad, la anomia, con incapacidad para asumir responsabilidades y cuyo rasgo principal es el rechazo a cualquier forma de contacto que pueda interpretar como sometimiento. Para el malandro cualquier subordinación es una manera de subyugarlo. En este contexto debe interpretarse la relevancia de la figura del pícaro en la cultura nacional. Capriles, A. (2008). La picardía del venezolano o el triunfo de Tío Conejo. Caracas: Taurus Pensamiento, p. 167.

17. «Chévere» es un adjetivo que significa agradable y el «cheverismo», que es un término que Capriles toma del psicoterapeuta Rafael López-Pedraza, es una forma superficial que tienen los venezolanos de relacionarse con los aspectos trágicos de la vida. Capriles, A. (2011). Las fantasías de Juan Bimba. Mitos que nos dominan, estereotipos que nos confunden. Caracas: Taurus Pensamiento, pp. 228-235.

18. Capriles se refiere a este resentimiento como el espíritu de Kanaima, un poderoso ente maligno de la tradición amerindia del sur del territorio nacional que busca la venganza, que en la actualidad parece referirse a las intrincadas complejidades del fracaso y la derrota, por lo que se la pasa invocando el resentimiento, que es la sombra detrás de la figuración mestiza del venezolano. Capriles, A. (2011). Las fantasías de Juan Bimba. Mitos que nos dominan, estereotipos que nos confunden. Caracas: Taurus Pensamiento, pp. 122-147.

19. Según el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, el estereotipo es una imagen o una idea aceptada comúnmente con carácter inmutable. En su análisis de la identidad nacional, Capriles no se refiere a esta definición, pues prefiere usar neologismos más precisos para definir identidades y mitos culturales, como arquetipos y prototipo. En el primer caso se refiere a la acepción que Carl Gustav Jung hace del término, como las «formas básicas de percepción que demarcan las fronteras de la experiencia humana y que, como protocolos normativos, señalan el camino». Capriles, A. (2011). Las fantasías de Juan Bimba. Mitos que nos dominan, estereotipos que nos confunden. Caracas: Taurus Pensamiento, p. 49. En el segundo caso, la definición es más general: «El prototipo es (…) una figuración esquemática, un modelo de ficción que resume un número impreciso de rasgos, por lo común bastante difusos, que creemos caracterizan mayormente al grupo» (p. 19).

20. Canclini se refiere a la «producción de fenómenos que contribuyen mediante la representación o reelaboración simbólica de las estructuras materiales, a comprender, reproducir o transformar el sistema social. García Canclini, N. (1997). Ideología, cultura y poder. Cursos y conferencias. Segunda época. Buenos Aires: Secretaría de Extensión Universitaria, Universidad de Buenos Aires, p. 60.

21. Se refiere a las teorías de Michel Foucault sobre la «tecnología política del cuerpo», según la cual la revisión de la historia del derecho penal y de las ciencias humanas evidencia que existe un saber sobre el cuerpo que no se ocupa solo de conocer su funcionamiento, sino de generar mecanismos para manejarlo u organizarlo. Foucault usa el neologismo «tecnología» para definir el conjunto de mecanismos de poder y las relaciones entre ellos con los cuales se organizan los cuerpos (humanos) en las sociedades. «Su objetivo consiste en obtener cuerpos útiles y dóciles. Por ello, la disciplina es una tecnología, no una institución o un aparato». Castro, E. (2011). Diccionario de Foucault: Temas, conceptos y autores. Buenos Aires: Siglo Veintiuno Editores, pp. 381-382.

22. Con la denominación «cartografías disciplinarias», Hernández se refiere al uso que hace de la teoría de Foucault la profesora de Rice University, Beatriz González Stephan, que no le aporta mayores cambios. De Foucault son decisivos los trabajos Vigilar y castigar. Nacimiento de la prisión y La verdad y las formas jurídicas. González Stephan, B. (1999). Cuerpos de la nación: Cartografías disciplinarias. Consultado el 2 de junio de 2012 en la Gothenburg University Publications Electronic Archive: http://gupea.ub.gu.se/bitstream/2077/3213/2/anales_2_gonzalez.pdf

23. Inspirado en las ideas de José Ignacio Cabrujas sobre el poder del Estado para tergiversar la realidad a su conveniencia, Fernando Coronil publicó un ensayo que le dio notoriedad en el círculo académico en Estados Unidos. The magical State describe un país dominado por el petróleo, la corrupción y la deificación del Estado. La editorial Nueva Sociedad lo tradujo al castellano en 2002.

24. «Con motivo del desacuerdo con los criterios manejados en la entrega de premios del XVIII Salón Oficial Anual de Arte Venezolano, en 1957, el artista Alejandro Otero sostuvo una polémica en las páginas de El Nacional con el escritor y editor Miguel Otero Silva, defendiendo el abstraccionismo. (…) En esta ocasión, Otero Rodríguez rebatió que a los abstraccionistas se les reprochaba una tendencia cuyo ‘signo es la evasión’ y el ‘frío invernadero de una fórmula repetida’». Da Antonio, F., Monroy, D., Niño Araque, E., Romero D.R., y Salas A. y Vaamonde Berrizbeitia, C. (2005). Diccionario biográfico de las artes visuales en Venezuela (Vol. II). Caracas: Fundación Galería de Arte Nacional, p. 944.

25. Tan exitosas fueron las presentaciones en el Teatro Escena 8 de esta obra, que se tuvieron que abrir varias funciones más para satisfacer la demanda. «Ciertamente que el Wilde que ofrece no surgió solamente de las semanas de ensayos previas al estreno, sino del conocimiento que este tenía del escritor inglés y, en general, de la historia del arte», se lee en El Nacional la semana después del estreno. González, J.A. (22 de junio de 2010). FORO DEL LUNES. Javier Vidal: «El arte arropado por el gobierno termina produciendo obras bastardas». Sección Escenas, p. 4.

26. Si el personaje de Wilde consagró a Vidal, fue el de Escalante el que representa su convicción de la necesidad de que en Venezuela se acabe la vocación caudillista. Parado bajo una luz cenital, en una sala donde casi todo estaba oscuro, al primer civil en décadas que iba a regir el destino del país se le escuchó decir: «Todo estaba listo. Más que listo, listísimo. Sería el último emperador de la transición (…) ¡Qué buena vaina les eché! (…) los militares son todos unos golpistas y conspiradores. La conspiración en los militares es como el amarillo en Van Gogh: una constante». Vidal Paradas, J. (2011). Diógenes y las camisas voladoras. Caracas: Editorial Melvin.

27. Rafael Guinand (1881-1957) creó la compañía teatral Puértolas-Guinand y tenía una columna en el diario El Sol, titulada «Tirabeque y Pelegrín». También escribió su poemario La farándula bohemia, que fue ampliamente difundido en la década de los años sesenta a través de la colección sobre el teatro venezolano del Círculo Musical, empresa de Aldemaro Romero. Fue famoso por sus personajes cómicos y por escribir varios sainetes con los que disfrazaba de comicidad su crítica al régimen dictatorial de Juan Vicente Gómez. Entre estos sainetes se encuentran El rompimiento y Yo también soy candidato. Ortiz Guinand, E. (7 de junio de 2006). ExtemForáneo. Tomado el 11 de marzo de 2012 de Breve Bosquejo biográfico de mi abuelo Rafael Guinand: http://extempforaneo.net/wordpress/raices/mi-abuelo-rafael-guinand/breve-bosquejo-biografico-de-rafael-guinand

28. Palabra rusa que se usaba en la época de la Unión Soviética para señalar a la cultura del pueblo.

29. El énfasis es de Chalbaud.

30. Telesur salió al aire en 2005 con el respaldo financiero y logístico de otros seis países de la región. La mayoría accionaria la mantiene Venezuela y luego se le suman Cuba, Bolivia, Ecuador, Nicaragua, Uruguay y Argentina. Este canal cuenta con unos 400 empleados y 12 oficinas en el extranjero.

31. En este ámbito, el gobierno creó la CVG-Telecom, unidad de telecomunicaciones que responde a la Corporación Venezolana de Guayana y a Edelca (Electrificación del Caroní). En 2008 esta empresa empezó a ofrecer una red de alta velocidad para el transporte de datos, pero más adelante aspira a proveer servicios de internet y televisión por cable a localidades que no sean atractivas para la inversión privada. Esto es posible pues, desde el 29 de octubre de 2008, el país cuenta con el satélite Simón Bolívar, conocido internacionalmente como VENESAT 1, que es administrado por el Ministerio del Poder Popular para la Ciencia y la Tecnología a través de la Agencia Bolivariana para Actividades Espaciales de Venezuela. Además, cabe mencionar en este apartado la nacionalización de la Cantv, lo que otorga al Estado el control de la telefonía, las telecomunicaciones y de la informática, pues esta compañía maneja 70% de las llamadas nacionales y 42% de las internacionales.

32. Para más información, ver esta entrevista con Bisbal: Roche Rodríguez, M. (2009b, julio 13). «Chacón fue el verdugo de RCTV y Cabello será el de Globovisión». El Nacional, Escenas, p. 3.

33. Bisbal se refiere aquí a los postulados de la Escuela de Frankfurt, un grupo de científicos marxistas asociados al Instituto de Investigación Social fundado en esa ciudad en 1923. La primera generación de esta escuela estaba integrada por los filósofos Max Horkheimer, Theodore Adorno y Herbert Marcuse, el psicólogo Eric Fromm y el crítico literario Walter Benjamin. El máximo representante de la segunda generación, cuando comienza a llamársele Teoría Crítica, fue Jürgen Habermas, quien abandonó el marxismo por una visión más generalizada de la realidad social. Los seguidores de esta filosofía asumían que la manera en que los investigadores observaban los fenómenos humanos, así como sus objetos de estudio, estaban condicionadas por las estructuras políticas e ideológicas de la sociedad. Por eso, más que un programa de doctrinas, la Escuela representaba una manera crítica de observar la realidad: intentaba dilucidar las agendas escondidas detrás de las manifestaciones culturales. Esta es la primera escuela de pensamiento que se encarga del estudio de los medios de comunicación masiva que en la época estaban apenas surgiendo, pero que ya habían probado su capacidad de manipular a las masas en el desarrollo de los regímenes totalitarios en Alemania e Italia. Audi, R. (Ed.). (2005). The Cambridge Dictionary of Philosophy (2.ª ed.). Nueva York: Cambridge University Press, pp. 324-325. También Edgar, A. & Peter, S. (Eds.). (2005). Cultural Theory: The key concepts. Nueva York: Routledge, pp. 150-155.

34. El ganador del Premio Nobel de Literatura de 2010 señala que el mundo actual se ha articulado como una civilización del espectáculo «donde el primer lugar en la tabla de valores vigente lo ocupa el entretenimiento, y donde divertirse, escapar del aburrimiento, es la pasión universal». Vargas Llosa, M. (2012). La civilización y el espectáculo. Madrid: Alfaguara, p. 33.

35. Gilles Lipovetsky, autor de La era del vacío (1983) y El imperio de lo efímero (1987), sostuvo una conversación con Vargas Llosa en el Instituto Cervantes de Madrid sobre el tema de su ensayo dedicado a la superficialidad de la sociedad contemporánea. Contrario al peruano, el autor francés no cree que la situación sea tan grave: «La cultura de masas ha liberado al individuo de los megadiscursos. Los ciudadanos no siguen los dictados de las autoridades como antes, buscan el placer y el hedonismo cultural, que los hace más felices porque tienen capacidad de elegir y construir sus propias vidas». A lo que Vargas Llosa le respondió: «Yo no veo esa felicidad. Creo que los niveles de violencia y de infelicidad crecen en la sociedad contemporánea». El problema para él es que «se han perdido todas las jerarquías estéticas y que ya no tenemos criterios objetivos para determinar el valor de una obra de arte». Es algo que, a su juicio, se produce con especial gravedad en el terreno de las artes plásticas: «Hemos llegado a un punto en que todo puede ser arte y nada lo es». Ojeda, A. (2012, abril 25). Tomado el 10 de julio de 2012 de El Cultural: http://elcultural.es/noticias/LETRAS/3098/Vargas_Llosa_y_Gilles_Lipovetsky_alta_cultura_vs_cultura_de_masas.

36. Art. 98. La creación cultural es libre; Art. 99. Los valores de la cultura son un bien irrenunciable… y en tal sentido el Estado fomentará y garantizará…; Art. 100. Las culturas populares gozarán de atención respetándose la interculturalidad; Art. 101. El Estado garantizará la emisión, recepción y circulación de la información cultural.

37. Una de las primeras medidas que tomó el Consejo Nacional de la Cultura, cuando se fundó en 1974 y tras la desaparición del Instituto Nacional de Cultura y Bellas Artes (Inciba) fue la redacción de un Proyecto de Ley de Comunicaciones que incluyera un informe específico sobre radio-televisión. Así nació el informe sectorial del Conac titulado «Diseño para una nueva política de Radiodifusión del Estado Venezolano: Proyecto RATELVE», que proponía la aplicación en Venezuela de un «régimen mixto auténtico», competitivos privados y servicios complementarios públicos». Pasquali, A. (1980). Comprender la comunicación. Caracas, p. 269.

38. Postcolonial es un término que viene de la teoría del postcolonialismo, según la cual las naciones de Asia, África y América Latina se encuentran aún en una situación de subordinación cultural y financiera con respecto a Europa y Estados Unidos. El postcolonialismo señala un estilo político y una filosofía de activismo que reacciona ante la disparidad entre naciones, e intenta continuar las luchas anticoloniales del pasado. Uno de sus precursores fue Franz Fanon y entre sus intelectuales centrales están Homi Bhabha y Edward Said. Young, R.J. (2003). Postcolonialism: A very short introduction. Oxford: Oxford University Press.

39. Psiquiatra y filósofo nacido en Martinica, cuando era colonia francesa, cuyos libros influyeron en la teoría crítica y se cuentan entre los textos fundamentales de la postcolonialidad. En el libro citado, Fanon señala que más importante que la colonización histórica de los imperios fue la colonización cultural por la cual los sujetos perdían su lenguaje y asumían el del imperio, con lo cual además se embebían en esa manera de pensar y de ver el mundo. Esta es la base de la llamada mentalidad postcolonial. Fanon, F. (1967). Black Skin White Masks. New York: Grove Press.

40. Fundador de los estudios de antropología y de la Escuela de Periodismo de la Universidad Central de Venezuela.

41. Ambos son teóricos de las comunicaciones sociales que se han ocupado del estudio de la Sociedad de la Información y de cómo se configuran las culturas nacionales y los individuos frente al fenómeno de la globalización.

42. Equivale al melting pot que se usa en Estados Unidos para designar la unión armónica de razas y nacionalidades. Presupone que las sociedades heterogéneas, producto del mestizaje, pueden ir convirtiéndose gradualmente en homogéneas.

43. Se refiere a Cipriano Castro (1858-1924) y Juan Vicente Gómez (1857-1935) quienes, a principios de 1899, organizaron la Revolución Liberal Restauradora, que llevó a Castro a la Presidencia de la República desde ese año hasta 1908, cuando Gómez le dio un golpe de Estado. Por su parte, Gómez se mantuvo en el poder hasta 1935 y fue durante su gobierno cuando se hallaron los primeros pozos petroleros en el país y las compañías extranjeras comenzaron a procesar la nueva riqueza nacional.

44. Cuando se refiere al «pensamiento mágico» o al «Estado mágico», López Maya alude al libro de Fernando Coronil, El Estado mágico, en el que señala que el petróleo creó en Venezuela la ilusión de un milagro y la riqueza venida de ese hidrocarburo tuvo la fuerza de un mito. Coronil, F. (1997). The Magical State. Chicago: University of Chicago Press. Más información sobre esto en la entrevista con Carmen Hernández.

45. Paulo Freire (1921-1997) fue un filósofo brasilero identificado con la teoría de la pedagogía, porque su libro La pedagogía del oprimido es un fundamento de esta filosofía que buscaba educar a quienes viven en los márgenes de la sociedad para lograr su propia autonomía. Freire, P. (2006). Pedagogía de la Indignación (2.ª ed.). (P. Manzano, Trad.) Madrid: Ediciones Morata. Los postulados defendidos por el pensamiento de Freire y sus seguidores se asocian con la teología de la liberación, un movimiento político en el seno de la Iglesia católica latinoamericana que propone acciones para los feligreses en un continente oprimido. En 1984 el Vaticano reprendió a los sacerdotes involucrados con esta forma de pensar, por considerar que los orígenes marxistas del movimiento eran incompatibles con el Evangelio.

46. El MIR nació en abril de 1960 de la escisión de Acción Democrática. Esa fue la primera división en la historia de AD y fue promovida por los miembros más jóvenes del partido, quienes habían quedado infatuados con la visita de Fidel Castro a Venezuela para conmemorar, en enero de 1959, el aniversario de la caída de Marcos Pérez Jiménez. En mayo de 1962 el entonces presidente de la República, Rómulo Betancourt (1960-1965), inhabilitó al MIR y al Partido Comunista de Venezuela (PCV), lo cual marcó el inicio de la lucha armada guerrillera. «El Partido Comunista y el MIR, con la confesa ayuda del gobierno cubano, deciden lanzarse a la insurrección armada. Provocan desórdenes callejeros desde noviembre de 1961 y luego, acciones espectaculares de intención terrorista; y a la vez entrenan y arman a los primeros grupos guerrilleros». Caballero, M. (2010). Historia de los venezolanos en el siglo XX. Caracas: Editorial Alfa, p. 215. En 1968 comienzan las controversias en el seno del MIR por lo infértil que resultó ser la guerrilla y el partido se divide en tres grupos. Un grupo fueron los dirigentes del MIR que siguieron a Domingo Alberto Rangel. Renegaron de la violencia armada y apoyaron en las elecciones presidenciales a los candidatos del Movimiento al Socialismo (MAS), José Vicente Rangel y Teodoro Petkoff. Otro grupo fue el de Carlos Betancourt y Gabriel Puerta Aponte, fundadores de Bandera Roja en 1970, con tendencia de guerrilla rural. El tercero, liderado por Jorge Rodríguez y Julio Escalona inician la lucha guerrillera urbana combinada con medios legales.
En 1982 el MIR se fusionó con el MAS.

47. Como partido, el MAS se considera de corriente socialdemócrata y fue una división del PCV en 1971 causada por los conflictos en torno a la posición frente a la Unión Soviética y al «eurocomunismo». Representa una línea no dogmática y uno de los partidos más fuertes de la «nueva izquierda» latinoamericana. Los fundadores del MAS marcaron diferencias con la línea dura del PCV y la guerrilla y abandonaron el marxismo. En la primera elección presidencial en la que participaron apoyaron a José Vicente Rangel. Movimiento al Socialismo. (n.d.). Página web del MAS. Tomado el 4 de agosto de 2012 de Historia: http://www.masvenezuela.com.ve/historia/

48. Las declaraciones de López Maya al diario señalaban que la población toma estas medidas cuando la gente no cree en las instituciones y cuando ha encontrado en las calles las respuestas que las instituciones políticas no pueden darle: «Mucha gente tiene la impresión de que las protestas se originaron con este Gobierno, y no es cierto. Siempre han sido un buen termómetro para saber cuáles son los malestares de la sociedad». Asuaje, L. (2008, julio 14). Un país que se resuelve en la calle. El Nacional, p. 4. En el mismo artículo se ofrecen estadísticas de Provea que señalan que entre 2002 y 2004 no hubo tantas protestas pacíficas como entre 2007 y 2008, pues hasta julio de 2008 se habían registrado 1.521 protestas, un récord para el país.

49. Las comillas son de Torres.

50. Se refiere a un suceso acaecido el 12 de octubre de 2004, en el marco del Día de la raza, llamado también Día de la resistencia indígena, cuando un grupo de simpatizantes del presidente Chávez derribó la estatua de Cristóbal Colón que desde hacía medio siglo dominaba la avenida de Caracas que lleva ese mismo nombre. Los restos de bronce fueron luego arrastrados hasta el Teatro Teresa Carreño, donde el presidente pronunciaba un discurso.

51. Un estudio auspiciado por el Centro Nacional del Libro señala que 82,5% de la muestra (que permite hacer estimaciones a escala nacional) lee algún tipo de publicación. Centro Nacional del Libro. (2012, mayo). Página oficial del Cenal. Tomado el 22 de julio de 2012 del Estudio del comportamiento del lector, acceso al libro y la lectura en Venezuela en 2012: http://www.cenal.gob.ve/observatorio/investigaciones/

52. Las comillas son de Calzadilla.

53. José María Baralt fue un intelectual afecto al gobierno del general José Antonio Páez. Francisco González Linares fue un pensador español afecto a los realistas a quien Pablo Morillo escogió para negociar los términos del armisticio que se hizo en noviembre de 1820.

54. Un taller de expresión literaria organizado por el poeta Juan Calzadilla en la Universidad Simón Bolívar fue el antecedente de este grupo al cual perteneció López Ortega junto a Gustavo Guerrero, Emilio Briceño Ramos, Juan Calzadilla Arreaza, Elvira García, Julia Marina Müller, Miguel Ángel Piñero, Tomás Richter y Alejandro Vardeli.

55.A estos trabajos de investigación literaria también podría sumárseles su antología del cuento venezolano Las voces secretas (2006) y su colaboración en un compendio más extenso y reciente titulado La vasta brevedad (2010).

56. López Ortega, A. (1995, noviembre 5). «La sociedad no tiene quien la piense». El Nacional, Cuerpo C, p. 3. Dos años después, en una entrevista con Rubén Wisotzki vuelve sobre el mismo tema: «El país necesita ser descifrado por sus artistas. En este sentido creo que la poesía ha ido un poco más allá de lo que ha ido la narrativa». Wisotzki, R. (1997, octubre 11). Antonio López Ortega: «A favor de una literatura menor». El Nacional, Cuerpo C, p. 16.

57. El origen de este personaje puede trazarse hasta el año 1928, en la obra La Juanbimbada de Andrés Eloy Blanco. Diez años después, halló su primera imagen en la revista Fantoches que dirigían Leoncio y Manuel Martínez. Capriles, A. (2011). Las fantasías de Juan Bimba. Mitos que nos dominan, estereotipos que nos confunden. Caracas: Taurus Pensamiento.

58. Las comillas son de López Ortega.